Los perros matan a tres de las siete ardillas introducidas en el Jardín del Turia

El pasado mes de abril, el Ayuntamiento de València inició un proyecto piloto para introducir ejemplares de ardilla roja en las zonas verdes de la ciudad. Al principio, se introdujeron cuatro ejemplares juveniles en el Jardí del Túria, y el pasado 25 de octubre, tres más. Todos ellos provenían del Centro de Recuperación de Fauna del Saler y habían sido hallados lesionados o perdidos. Una vez repuestos, fueron aclimatados en el edificio Naturia antes de ser liberados.

Sin embargo, estos animales han encontrado una amenaza: tres de las siete ardillas han muerto por mordida de perro. Por eso, el concejal de Transición Energética y Emergencia Climática, Alejandro Ramón, recuerda a la población que debe pasear a sus perros con correa, tal como informan los carteles colgados en la zona para concienciar a la gente.

No obstante, la creadora del proyecto, Nerea Marín, de la consultora ambiental Càdec, advierte de que, en general, hay un bajo porcentaje de supervivencia cuando se introduce una nueva especie en un ambiente.

Cada una de las ardillas está dotada de un collar emisor para hacer un radio seguimiento y recoger datos de las zonas que les resultan más atractivas y de sus costumbres en libertad.

La finalidad de la iniciativa es renaturalizar los espacios verdes de la ciudad y enriquecer la fauna del cauce del río con una especie de ardilla propia del territorio valenciano, pero difícil de encontrar en zonas urbanas. Según Marín, esto «ayudará a entender estos jardines no solo como espacios verdes ornamentales, sino como ecosistemas complejos».

Aunque los primeros ejemplares llevan seis meses viviendo en el Jardí del Túria, son demasiado jóvenes para reproducirse, lo que de momento impide ver progresos. Si no hay inconvenientes, será a partir de mayo del año que viene cuando se podrán ver más ardillas rojas en el gran parque que atraviesa la ciudad.