Para una honorable clavariesa vicentina, 47 años es una edad joven. Pero desde el inicio de siglo, el cargo representativo de la fiesta de San Vicente da la sensación de haber registrado un cierto rejuvenecimiento en su edad media (mientras el de fallera mayor de València ha aumentado notablemente la suya). Más importante, sin embargo, es la tendencia actual de elegir cada vez más para el cargo a personas muy involucradas en los quehaceres vicentinos. Le pasó a su antecesora, Mariví Borrell, miembro incluso de la directiva de la Junta Central, y ahora lo hará «Macu» Atienza, definida por el concejal Pere Fuset en su proclamación como «una activista comprometida de la fiesta, y que es un reflejo de que la base social vicentina es mucho más amplia de lo que la gente cree. Es un perfil muy necesario». La fiesta de San Vicente afronta el «año después» de la celebración del sexto centenario. Y seguramente por eso la clavariesa saliente, Mariví Borrell, hizo hincapié en la necesidad de seguir la labor realizada y no dejar que decaiga «para que llegue con fuerza al siguiente centenario».

Macu Atienza, activa componente del altar del Mocadoret, es una conocida miembro de la sociedad festiva de la ciudad reflexionó en su discurso de despedida sobre «qué papel tendría San Vicente en la actualidad», convencida de que se decantaría «por la obra social y la lucha por los desfavorecidos».