València ha pasado de estar «sobreiluminada» y ser una de las ciudades con mayor contaminación lumínica de Europa a convertirse en «referente» y «modelo» de iluminación eficiente y, además, rozar los 18 millones de euros en ahorro energético respecto al gasto del anterior gobierno del PP. La concejala de Gestión de Recursos, Luisa Notario, destaca que el gasto en energía de alumbrado, fuentes, semáforos y edificios públicos ha pasado de superar los 80 millones entre 2011 y 2014 a algo más de 62 millones con el actual gobierno de Compromís y PSPV de 2016 a 2019. En concreto, solo en alumbrado de farolas el gasto se ha reducido de 38 millones a 27,8, lo que ha permitido ahorrar 10.139.000 euros. «Es una cifra brutal», asegura. Con los 8 millones de dos subvenciones del Instituto para la diversificación y ahorro de la energía (IDAE), ya han cambiado «más del 50 % de las luminarias» y su intención este mandato es «continuar cambiando hasta llegar al 100 %».

«Los técnicos han estimado un umbral de consumo mínimo de 4,5 millones de euros mensuales y mi objetivo es lograrlo en uno o dos mandatos, preferiblemente en éste», sostiene Notario, quien acusa al PP de haber estado «obsesionado por la luz».

A su juicio, la única intervención del gobierno popular fueron las «luminarias de [Alfonso] Rus» porque las subvencionó la Diputación de València y se colocaron en Ciutat Vella, Massarrojos y Russafa, y en las que ya han gastado 600.000 euros en cambiar algunas porque apenas han durado seis años de los diez que supuestamente tenían de vida.

Notario también es responsable del Plan de Intervención en Edificios Municipales de Valor patrimonial, que ya ha intervenido en diecisiete alquerías y barracas, que estaban en ruina y eran la mayoría propiedad municipal, con una inversión de 2,8 millones.

Destaca la Casa del Señor, la única de titularidad municipal en el conjunto de la Alquería del Moro, declarada BIC, cuya rehabilitación ya ha concluido y es sede del Consell de l'Horta. Notario confía en que a finales de febrero acabe la rehabilitación del chalet de Aben Al-Abbar, donde se celebró la última reunión del Gobierno de la Segunda República; una parte acogerá la sede de la Mostra y otra será de uso vecinal. También acaban de empezar la fase de consolidación de la alquería Falcó en Torrefiel, «una demanda vecinal» que compró el Ayuntamiento en 2017 por un millón, y en la que confía empezar a redactar los pliegos de las obras.