El inicio del curso político arranca marcado por la incertidumbre del coronavirus y con importantes compromisos económicos del Gobierno con la ciudad de València que la crisis sanitaria dejó en el aire y que ahora el alcalde, Joan Ribó, espera ver recogidos en Presupuestos Generales de 2021 que ya ha empezado a negociar el presidente Pedro Sánchez. Ribó, de Compromís, que gobierna en València con el PSPV, mantiene, sus reivindicaciones económicas con Madrid. Ayer el alcalde elevó hasta 3.533 millones de euros, la deuda histórica que mantiene el Gobierno central con la tercera capital del país.

En gran parte, «esas inversiones o actuaciones pendientes» se corresponden con infraestructuras del Parque Central, la operación ferroviaria y urbanística que permitirá soterrar las vías y urbanizar los terrenos liberadas con un gran jardín y rascacielos.El canal de acceso es la obra más prioritaria porque permitiría llevar adelante la operación urbanística, a la que el gobierno central debe aportar, según el acuerdo alcanzado en abril de 2019, 200 millones de euros. El coste total asciende a 400 millones y la Generalitat y el ayuntamiento aportarán el 25% respectivamente. Todas estas obras están pendientes desde la firma del convenio del Parque Central de 2003, hace ya 17 años. Gran parte de esta suma de millones se corresponde con las infraestructuras del Parc Central, sin ejecutar, desde hace lustros.

El Gobierno ha reactivado los estudios para ejecutar el túnel pasante, con 850 millones de euros previstos de inversión. Este túnel, que atravesará la ciudad, junto con la Estación Central, pasante e intermodal, cuyo coste supera los mil millones, son las otras dos obras principales del Parc Central. Otro túnel ferroviario también lleva en espera de completarse varios lustros. Es el denominado túnel de Serrería, una infraestructura sin la cual no será posible culminar el Jardín del Turia y conectar la Alameda y la avenida de Francia con la fachada marítima, ni desarrollar el PAI del Grao. La obra, cuyo coste oscila entre los 78 y los 128 millones de euros, está ahora en fase de redacción del proyecto por parte del Ministerio de Transportes. Antes de la crisis sanitaria el Gobierno anunció la condonación, vía presupuestos, de la deuda de 470 millones de la Marina de València.

400 millones para el transporte

Tras años reinvindicando que el Gobierno asumiera el pago del crédito del ICO con el que se hicieron las obras de la Copa del América, fue el socialista Pedro Sánchez quien plasmó el acuerdo sobre el papel. Los presupuestos, sin embargo, no salieron adelante y la crisis sanitaria terminó por desbaratarlo todo.

El alcalde tampoco renuncia a los 400 millones de subvención al transporte urbano metropolitano (40 millones anuales en los últimos diez años) que no se han cobrado y que sí han recibido otras capitales. Otra de las inversiones prioritarias son los 28 millones anunciados para la regeneración de playas, en especial, las del sur, las más castigadas por la erosión por la influencia del puerto y que el pasado fin de semana volvieron a ser castigadas por las tormentas.

Ribó también quiere que el Gobierno inyecte dinero en las infraestructuras culturales y museos de la ciudad, aunque no sean competencia directa municipal y defiende una inversión de 25 millones para el IVAM (2,5 anuales en los últimos 10 años, tal como al menos ha recibido el MNAC de Barcelona).

La misma cantidad pide para el Palau de les Arts: 2,5 millones anuales en los últimos 10 años, en la línea de los recibido la Maestranza de Sevilla. También recuerda los 10 millones que nunca llegan para el Museo de Bellas Artes San Pío V y 5 más para el Museo de Cerámica González Martí, ambos de titularidad estatal. Ribó asegura que «en los últimos años hemos conseguido que se nos escuche y atienda para acelerar las inversiones, pero no es suficiente», destacó el alcalde, quien asegura que «la tercera ciudad de España no puede pasar ni un minuto más con una red de transporte obsoleta, con una playa de vías dividiendo nuestros barrios, con unas playas en continua regresión, ni con unos centros culturales de primer orden que no reciben la atención merecida por parte del gobierno central».