La temporada de cosecha del arroz se encuentra ya en su momento definitivo y, con el producto ya recogido, ahora toca el proceso de desbroce de los campos. Una tarea que se ha convertido en uno de los grandes retos de la agricultura urbana con la aparición de los criterios de sostenibilidad.

El concejal de Agricultura, Alimentación Sostenible y Huerta del Ayuntamiento de València, Alejandro Ramon, calibró ayer en cerca de 94 toneladas las emisiones de dióxido de carbono que se evitarán gracias a los trabajos que ha empezado el Consell Agrari Municipal en el Tancat del Pomero, junto al Saler, para recoger alrededor de 116.000 kilos de paja de arroz. «Si las condiciones meteorológicas lo permiten haremos extensiva esta recogida a otros muchos tancats y zonas próximas al casco urbano de València, como marjales y arrozales de Pinedo o Castellar, para evitar la quema de la paja y ahorrar emisiones de gases, con las molestias que esto supone para el vecindario de las zonas más próximas», explicó.

El edil ha explicado que los trabajos iniciados se producen en un enclave con la peculiaridad de que la variedad que se cultiva es temprana, lo que permite la siega y la recogida antes, dando la oportunidad de iniciar los trabajos para empacar y recoger las balas de paja. En total, se interviene sobre 425 fanegadas de terreno muy próximas al casco urbano del Saler y de la carretera CV-500, donde el humo de la quema de la paja también podría dificultar el tráfico normal.

Las estimaciones sitúan en una bala de paja la cantidad que se recogerá por fanegada.

Una vez hechos los trabajos se repartirán gratuitamente a las personas interesadas, principalmente profesionales de la ganadería y la agricultura. Además, se prevé que los trabajos concluyan a lo largo de esta semana antes de que se extiendan a otras zonas de la ciudad.

A lo largo de las épocas, la paja de arroz se ha eliminado por el método de la quema controlada. Lo que ha traído consigo, de generación en generación, la escena de una ciudad tomada literalmente por el polvo de ceniza.

El gran reto sigue siendo, sin embargo, encontrar el aprovechamiento masivo a esta materia orgánica, para la que se han hecho todo tipo de estudios sin lograr dar todavía con la tecla ideal que pueda convertir este subproducto en un verdadero e interesante objeto de mercadería.