Algunos tradicionalistas siguen usando ‘la ciudad del Turia’ como sinónimo o metáfora para València, aunque hace años que el río desaparece antes de entrar en la urbe. Además su antiguo cauce une ahora más que divide, como el gran bulevar verde y peatonal que es. Lo que realmente desarticula el mapa urbano son las vías ferroviarias. El Parc Central todavía no conecta Russafa con Arracapins porque siguen sin estar soterradas y son un problema donde más está creciendo València, en la ronda sur, entre Malilla y Jesús/Patraix. Nada más cruzar la pista de Silla en dirección a La Fe aparecen las grúas y los edificios recién construidos, que hacen ya de la zona una de las residenciales con más proyección. Hasta que topas con la playa de vías del tren. Como siempre en València, el desarrollismo urbanístico pilla desprevenido a los planes municipales. Lo he contado otra veces, cuando se aprobó el Parc Central en un pleno a principios de los noventa del siglo pasado, una de las ediles que votó a favor me dijo que ella no lo vería. Afortunadamente ha visto la mitad y espero que la salud le permita contemplar su acabado final. A nadie escapa que la ciudad mantiene un pulso con el transporte ferroviario sin resolver desde hace siglos. Siempre con parches, como fue primero la eliminación de las estaciones de Aragón de Renfe y las del Pont de Fusta, Grau y Jesús, entre otras, de la antigua FEVE. El tren es el transporte público del futuro, como se intuía antes de la pandemia, y tras la crisis sanitaria y de movilidad aún lo será aún más. Así que sería recomendable abordar el debate ciudadano desde certezas, más allá de túneles pasantes, infrafinanciaciones y regateos partidistas.

Mestallismo emergente.

Cerca de esos raíles urbanos, en el campo municipal de Malilla, ha nacido la iniciativa sociodeportiva más importante de los últimos años. Allí disputa sus partidos como local el CD Cuenca-Mestallistes, el primer club de fútbol de accionariado popular de las comarcas valencianas. Con 95 años de historia, la entidad fue filial del Valencia CF, de ahí la reivindicación del histórico nombre del conjunto que da nombre al estadio. Proponen una gestión como la de antes, un socio, un voto. Todo un reclamo para los que odiamos el fútbol moderno, pero sobre todo para un barrio que está llamado a ser uno de los más ascendentes de la futura València. Mientras tanto, y tras mi inevitable asociación anuncio que en la próxima junta voy a propone que Renfe se convierta en el máximo patrocinador. De momento, su indumentaria blanquiverde habitual de rayas horizontales esconden una semiótica de referencia ferroviaria, que remonta a los orígenes del balompié, donde se crearon muchos equipos de fútbol gracias a los trabajadores ferroviarios y sus familias.

Espai Cultural Pelai 1868.

Otro icónico emplazamiento ciudadano se actualiza. Primero fue el restaurante y ahora con actos culturales en el mismo trinquet. Estuve un rato el sábado en la presentación de la primera novela de Pepiu, ‘Pot ser de veres i no haver passat mai’. Si el libro es igual de divertido que la puesta de largo, Manolo Gil, su editor puede estar contento. Juntó frente a la ‘escala’ del trinquet al autor (Pepe Navarro, en el DNI), Carolina Ferre (¡molt d’ànim!), Paula Dominguín, Esther Collado y Juanjo Prats. Mucha gente guapa (diría que fregando las medidas de seguridad sanitarias, pese la presencia de cargos institucionales) para el debut literario del divertido showman de Castellar. No entendí porque a los que íbamos a la presentación de un libro nos tomaban la preceptiva temperatura y los que decían que entraban solo para almorzar, no. Está cada vez más claro que la cultura es muy segura. Por cierto una sugerencia para actos posteriores. Sería mejor que los ‘oficiantes’ estuvieran en la ‘escala’, como si fuera el escenario y el público en la pista, aunque sé lo que cuesta alquilar sillas, ponerlas y quitarlas.

El Temple de Paniagua.

El ya famoso libro de Javier Paniagua ‘Nosotros los socialistas valencianos (1977-1995). Un ensayo socio-histórico sobre el acceso a la modernidad’ se presentará finalmente el jueves 3 de diciembre al mediodía en el Palacio del Temple, sede de la Delegación de Gobierno y con la participación de su titular Gloria Calero. El capítulo 4 de la segunda parte lleva el nombre de «Urbanismo y provincianismo», y el autor aborda la crisis de la dimisión de Pérez Casado, y asegura que para «el sector municipal vinculado a Lerma lo prioritario era ocuparse de la mejora de los barrios del extrarradio, que era donde se encontraba su granero electoral». Y más cosas que explican porque los socialistas perdieron el ímpetu en València para dedicarse al ‘ruzafismo’.