«Estaba dormido, desde hace tiempo, y hemos pensado que era momento de ponerlo en valor». Y por eso, el Gremio de Panaderos y Pasteleros de València lleva varias semanas aireando la existencia de un dulce para el día de la patrona. Que viene, además, a rellenar un hueco inexplicablemente vacío: que una de las grandes festividades de la ciudad no dispusiera de su dulce típico. Se trata de la «Cheperudeta», cuya imagen inunda estos días, a base de cartelería, los hornos de la ciudad.

Es cuestión de repasar para darse cuenta de que algo fallaba: en Fallas, buñuelos; en Semana Santa y Pascua, la santísima trinidad de mona, panquemado y coca; en Sant Donís, la «mocaorà»; en Todos los Santos, los huesos; en Navidad, turrón y «casca»... y sin embargo, a la Mare de Déu le faltaba su toque dulce. «¿Por qué no impulsar y preparar las Cheperudetes como homenaje a la Virgen de los Desamparados?» aseguran en el Gremio. La idea fue de un proveedor, pero no había acabado de ponerse en valor. Este año, la entidad gremial lleva todo el último mes poniéndolo en valor. Se ha distribuido la receta básica para que el que más, el que menos, se anime a elaborarla y ponerla en los expositores de las tiendas tradicionales. «Hemos hecho una campaña para que los profesionales se animaran y la verdad es que la respuesta ha sido muy buena. Ahora lo que queremos es que llegue para quedarse».

«Textura de bizcocho y sabor que invita a repetir» aseguran en la descripción. Con dos ingredientes fundamentales: calabaza y almendra molida. El primero es el que le da un sabor especial, sutil, que lo diferencia de cualquier otro primo hermano. Se completa con canela y azúcar, más aquel «toque» que cada uno le quiera imprimir. Y la marca que le da la característica y el plus emocional: el troquel sobre el que se espolvorea y que deja una imagen mariana en la superficie. Recordando lo que se ve en una Tarta de Santiago.

«Creíamos que puede ser un bonito homenaje por nuestra parte y la de nuestros agremiados», aseguran fuentes del Gremio. «Además de ayudar a contribuir a un día inolvidable para muchos valencianos, por el amplio abanico de emociones que suscita. También es una manera de dar visibilidad a nuestro trabajo, a nuestro esfuerzo y a nuestra contribución al mantenimiento de las tradiciones y la cultura valencianas, como hacemos en otras citas del calendario». Y es que el colectivo profesional ya trabaja también en el siguiente episodio, ya iniciado el año pasado, como es el de popularizar el consumo de la «coca» en el mes de junio, porque es una tradición muy asentada en el Mediterráneo.