Al volante, todas las precauciones son pocas. Y en invierno, esta prevención obliga en ocasiones a ser aún más cuidadosos para evitar posibles accidentes provocados por las malas condiciones meteorológicas. En esta época hay varios factores que pueden alterar la conducción, aunque uno de ellos es, con diferencia, el más peligroso.

Conducir con hielo es, de hecho, una de las situaciones más peligrosas a las que podemos enfrentarnos como conductores ya que se trata de un enemigo invisible y silencioso: ni siquiera tienes por qué verlo en la calzada ni tienes ninguna referencia que te alerte del riesgo más allá de la temperatura que haya en el exterior del vehículo. Puede estar en cualquier sitio en invierno, incluso al pasar de una zona soleada a otra con sombra si las temperaturas son muy bajas.

Y tampoco tiene por qué estar relacionado con la nieve (otro elemento que hacer peligrar enormemente la conducción), aunque la aparición de ésta sí que suele ponernos en alerta ante la posible presencia del hielo.

Manejar un vehículo con hielo implica una serie de riesgos que hay que tener en cuenta: aumenta considerablemente la distancia de frenado hasta incluso triplicar la que sería normal, y favorece el deslizamiento de los neumáticos, que pierden agarre y nos hacen patinar hasta convertir el vehículo en un aparato ingobernable.

El hielo es uno de los peligros que más acecha al volante. Pexels/Roy Post

Consejos para conducir con hielo en la calzada

Una vez establecido el peligro que supone la conducción con hielo, es necesario indicar algunas recomendaciones para minimizar el riesgo que implica cuando nos lo encontramos en la carretera.

  • Reducir la velocidad y conducir de forma suave: hay que evitar realizar movimientos bruscos y, en caso de que el coche pierda agarre en la parte trasera, hay que mantener la calma y levantar el pie del acelerador para que los neumáticos adquieran tracción nuevamente
  • Evitar los acelerones: las ruedas giran muy rápido y los neumáticos pierden aún más agarre, así que lo mejor es acelerar suavemente para mejorar la tracción
  • Frenar con cuidado: no hay que pisar fuerte el freno y, de hecho, lo más recomendable es usarlo lo menos posible. Si se frena con brusquedad, es muy posible que los neumáticos pierdan tracción y el coche incluso patine
  • Evitar las horas nocturnas: es más fácil que el hielo aparezca por la noche o la madrugada, cuando más baja la temperatura. A partir de los 4º C es habitual que pueda haber hiel
  • Respeta siempre la distancia de seguridad e incluso amplíala: recuerda que detener un vehículo con hielo en la calzada puede llegar a costar incluso tres veces más que en circunstancias normales

Pese a todos estos consejos, la mejor recomendación si te ves en una situación en la que creas que puede haber hielo en la carretera es la prudencia. Eso te permitirá estar alerta y atento/a ante cualquier circunstancia y reaccionar correctamente en lugar de que te sorprenda y no sepas cómo reaccionar.