El consumo regular de frutos secos puede mejorar la función sexual. Científicos españoles han llevado a cabo el primer análisis de intervención nutricional en hombres sanos y en edad reproductiva para descubrir si existe un efecto en la función sexual. Los investigadores también apuntan que se requieren estudios con más participantes para confirmar estos resultados.

Expertos del Centro de Investigación Biomédica en Red de la Fisiopatología de la Obesidad y Nutrición, pertenecientes a la Unidad de Nutrición Humana de la Universitat Rovira i Virgili (URV), han demostrado que consumir 60 gramos de frutos secos al día se asocia con una mejora de la función sexual, según recoge la agencia Sinc. Para ello han llevado a cabo el primer estudio de intervención nutricional en hombres sanos y en edad reproductiva con el objetivo de descubrir si existe un efecto del consumo regular de frutos secos en la función sexual.

El presente trabajo se desarrolló sobre un total de 83 individuos que seguían una dieta occidental (pobre en fruta y verdura y rica en grasas de origen animal). Los individuos participantes se dividieron en dos grupos: un grupo mantuvo su dieta habitual durante 14 semanas, mientras que el otro cumplimentó su dieta con 60 gramos diarios de una mezcla de nueces, avellanas y almendras. Los resultados obtenidos subrayan que la dieta complementada con nueces, avellanas y almendras puede ayudar a mejorar el deseo sexual y función orgásmica.

Este análisis se ha diseñado dentro del marco del proyecto Fertinuts, creado para evaluar los efectos de estos alimentos sobre la calidad del semen. El estudio, publicado en la revista Nutrients, ha sido realizado por el investigador postdoctoral Albert Salas-Huetos, que actualmente trabaja en la Universidad de Utah (EE UU), y liderado por Jordi Salas-Salvadó.

Con anterioridad, el mismo grupo de investigación ya había descrito que algunos frutos secos (nueces, avellanas y almendras) provocaban una mejoría de la calidad espermática, aunque aún no existían estudios que pusieran de manifiesto su papel sobre la función sexual. La prevalencia de disfunción eréctil y sexual se ha establecido en un 2 % en hombres menores de 40 años, alrededor de un 52 % en hombres de entre 40 y 70 años y en más de un 85 % en hombres mayores de 80.