Hay que desterrar el mito de que la fruta engorda. Como cualquier otro alimento, la fruta aporta una número concreto de calorías por cada gramo consumido. Las hay muy calóricas, como el dátil, pero también las hay que apenas tienen calorías. Sin embargo, todas ellas tienen grandes virtudes en común para la salud. Están llenas de vitaminas y también de minerales. Y algunas pueden ayudar a perder peso de forma saludable. La idoneidad de incluir o no determinadas frutas en la planificación de una dieta de adelgazamiento dependerá de los macronutrientes que aporte y eso no solo depende del tipo de fruta sino también de cómo se consuma.

No es lo mismo consumir la futa natural que deshidratada ni tampoco confitada. En el primer caso, el aporte de agua será mayor y, por tanto la concentración de hidratos y azúcares por gramo también será menor.

Una de las frutas que sorprendentemente puede convertirse en un aliado para este verano es precisamente una sobre la que pesa el mito de que engorda. Durante años el plátano ha quedo excluido automáticamente de las dietas de quienes quieren perder peso. Era muy dulce y claro... eso debía engordar mucho. Sin embargo, los últimos estudios confirman que no solo no es cierto sino que además, el plátano puede ser clave en la pérdida de peso. Además de apostar valiosos nutrientes, su aporte de hidratos de carbono y calorías apenas llega a 85 kcal por cada 100 gramos (menos que un refresco). Un plátano pequeño tiene 54 calorías, uno mediano alrededor de 82 y uno grande 110.

El plátano bloquea la sensación de hambre y ayuda a perder peso

Su alto contenido en fibra (casi el 2,3%) hace aumenta la sensación de saciedad de forma casi inmediata. Dentro de las fibras solubles que hay en esta fruta, destaca la leptina, que aumenta la concentración rápida de insulina y el gasto energético.

Regula el ciclo del hambre

El cerebro humano genera tres fases dentro del ciclo del hambre: apetito, satisfacción y saciedad. Se regulan desde el hipotálamo a través de múltiples mediadores neurohormonales y forman parte del sistema más primitivo del cerebro. Una de las sustancias que accionan esta ciclo del hambre es la grelina. Se trata de un péptido que se produce en el estómago y viaja hasta el hipotálamo para activar la sensación de hambre y es justo ahí donde entra el juego el plátano. A diferencia de otros alimentos, el plátano inhibe la formación de grelina y por tanto la sensación de hambre.