Ni Sueca, localidad que sigue conmocionada por el asesinato de un niño de apenas once años a manos de su padre, ni Cullera, municipio en el que residía el menor junto a una madre que sigue desconsolada, logran superar el mazazo que ha supuesto este nuevo y desgarrador capítulo de la violencia vicaria. Costará digerirlo. Y para evitar que la tragedia deje rastro entre los más vulnerables, los niños, el ayuntamiento suecano, a través del Gabinete Psicopedagógico Municipal, ha comenzado a levantar diques en el entorno docente en el que se movía el pequeño para prevenir afecciones y ayudar a soturar las heridas emocionales que provocan golpes tan duros. Los psicólogos trabajan en coordinación con los maestros y los padres de los alumnos desde el mismo lunes para detectar conductas de riesgo y actuar cuando resulte necesario.

El trágico suceso vivido el pasado domingo en Sueca ha encendido todas las alarmas. Tras conocerse que el pequeño Jordi había muerto a manos de su propio padre se activaron los protocolos previstos en estos casos para minimizar los daños que pueda provocar la ola expansiva que se desata en estos casos, sobre todo entre los pequeños que compartían su jornada escolar con la víctima en el colegio Unión Cristiana de Sueca.

Desde el primer instante, el Ayuntamiento de Sueca puso en marcha un dispositivo psicopedagógico para que los compañeros de clase pudiesen recibir la atención, apoyo y ayuda que precisaran. El coordinador de ese departamento municipal confirmó ayer a Levante-EMV que desde que se conoció la noticia, los psicólogos del gabinete Psicopedagógico «se pusieron en contacto con los representantes de la comunidad educativa para activar aquellas actuaciones que fueran pertinentes». Con el grupo concreto de alumnos en el que estaba escolarizado Jordi, se inició el proceso de intervención el lunes en la primera sesión escolar que tuvieron los niños. Este proceso va a tener continuidad a lo largo de las próximas semanas, tanto en lo que se refiere al alumnado y profesorado como de cara a las familias que requieran ayuda.

El pequeño Jordi cursaba sus estudios en ese centro concertado. Ese año estaba matriculado en quinto curso de primaria. El gabinet psicopedagógico municipal de Sueca ha puesto a todos sus profesionales no solo a la disposición de los alumnos del centro que requieran de sus servicios. La intervención va más allá, ya que los profesionales también han sido puesta a disposición de los familiares que pudiesen necesitar apoyo.

Estas situaciones son complicadas de resolver, ya que las reacciones de los pequeños ante hechos de estas características son muy variadas y diversas y solo con la ayuda de profesionales pueden superarse, poco a poco y con la calma necesaria.