“Hola, buenas tardes, quería solicitar a la policía, ha habido un homicidio, mi novia está muerta, la han asesinado, la he ahorcado, he sido yo”. Con esta llamada al teléfono de Emergencias 112 alertó Diego Ricardo J. R. del asesinato de su pareja, Na Li, la joven de 26 años y nacionalidad china estrangulada en València en septiembre de 2020. Un jurado popular determinará el grado de responsabilidad del presunto asesino machista y si éste era totalmente consciente en el momento de acabar con su vida o tenía afectadas sus capacidades de algún modo.

En la primera sesión del juicio celebrado ante el tribunal de jurado el acusado ha reconocido haber estrangulado a Na Li tras colocarse encima de ella sobre la cama, sin darle posibilidad alguna de defenderse, según él mismo ha confesado. Con ello el procesado admite la alevosía y por tanto el delito de asesinato.

Este crimen machista se produjo en un domicilio de la calle Litógrafo Pascual y Abad de València en la madrugada del 23 de septiembre de 2020. El Ministerio Fiscal solicita 22 años de prisión por un delito de asesinato con las agravantes de parentesco y por razones de género, así como la circunstancia atenuante de confesión, ya que fue el propio autor el que avisó a la policía de su crimen antes de que se hubiera iniciado investigación alguna contra él o se hubiera descubierto el cadáver.

Según ha explicado el acusado durante el interrogatorio, conoció a su víctima en el año 2015 a través de internet por su afición a los videojuegos. Ambos entablaron una relación de amistad a distancia jugando frecuentemente al juego League of Legends, que posteriormente dio paso a una relación amorosa, trasladándose el procesado desde Madrid a València para convivir con Na Li.

“Tuvimos una pequeña discusión”, ha alegado el acusado ante los miembros del jurado cuando ha comenzado a relatar lo ocurrido aquella madrugada. “Es un recuerdo que he intentado reprimir, cuando me di cuenta de que estaba haciendo algo malo decidí parar”, asegura Diego Ricardo J. R., quien ha insistido en “estaba en shock, no era consciente de lo que estaba pasando”.

"Llamé a mi familia primero porque no quería que pensaran que ellos habían educado a un asesino"

Después de estrangular a su víctima confiesa que le cubrió el rostro con un paño “porque no podía verla así”. “Me quedé sentado mirando a la pared, no sabía qué hacer”, responde ante la pregunta de un miembro del jurado sobre los motivos de por qué tardó una hora en alertar del crimen y llamó antes a su familia que al teléfono de emergencias. “Cuando reaccioné lo primero en lo qué pensé es en mi familia, quería que mi padre supiera que él había sido un buen padre, que no pensaran que ellos habían educado a un asesino”, argumenta, a la vez que reafirma que la decisión de llamar al 112 fue únicamente suya.

Los policías que acudieron al domicilio donde se produjo el crimen tras recibir el aviso del 112 han relatado la tranquilidad mostrada por el acusado tras asesinar a su pareja, quien les reconoció que la había estrangulado y les indicó dónde estaba el cadáver de la chica. Según les manifestó, esa noche habían cenado juntos en el centro de València y que tras regresar a la vivienda en la que convivían habían comenzado a discutir por los celos que tenía de la expareja de Na Li. Un simple ademán de la víctima, al coger el teléfono, para llamar a su expareja fue suficiente para que el asesino machista la atacara a traición y, tras colocarse encima de ella, la estrangulara sin darle posibilidad alguna de defenderse, según él mismo ha reconocido en la vista oral.

Pretende una rebaja por reparación del daño

El acusado ha pagado 9.000 euros en concepto de responsabilidad civil de los 150.000 que solicita el Ministerio Fiscal. Pese a que se trata de una cuantía mínima respecto a las indemnizaciones solicitadas para la madre y las tres hermanas de la fallecida, este gesto, unido al hecho de que el procesado se haya comprometido a pagar a los familiares la mitad de los ingresos que tiene trabajando en el centro penitenciario - entre 300 y 500 euros mensuales – , podría servir para que viera rebajada la pena, al contemplarse otra circunstancia atenuante, la de reparación del daño.

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