Soy un usuario habitual de Metrovalencia. El otro día, iba en un tren con destino a l'Alcúdia y me llevé una «grata sorpresa» para diez pasajeros que íbamos en todo el tren entraron cuatro revisores y dos vigilantes jurados, en pleno mes de agosto, casi nada. A eso se llama derrochar el dinero, cuando en otras líneas y en otros horarios si que son necesarios los controles a los pasajeros.

El 6 de agosto, en el tren que salía desde Picanya, sobre las 12,17 de la mañana con destino a Villanueva de Castellón, volvió a ocurrir algo parecido. En la estación de Torrent subieron tres revisores (dos mujeres y un hombre) que inicialmente cumplieron su trabajo pidiendo los billetes a los pasajeros, en total eramos unos 25 más o menos. Luego se sentaron, como siempre, de charreta y no se levantaron hasta Carlet. Bueno sí, se levantaron para cambiarse a otros asientos donde no daba el sol.

Posteriormente, por ejemplo, en Picassent, entraron pasajeros y no han sido para levantarse a pedirles y comprobarles los billetes, ellos seguían a lo suyo de charreta, a los vigilantes de seguridad les da por mirar el móvil.

Es lamentable que estas personas no cumplan correctamente con su función y me parece un derroche de dinero que haya tantos revisores y vigilantes de seguridad en tramos de líneas y horarios en los que viajan tan pocos pasajeros. Habría que aprovechar mejor los recursos humanos de que dispone Metrovalencia. Joaquín Martín Coné. L´Alcúdia.