Soy vecina de la calle Viana de Valencia, próxima al Mercado Central, Guillem de Castro y a cinco minutos de la Plaza del Ayuntamiento en pleno centro de Valencia. Los vecinos de esta zona sufrimos una situación de abandono y falta de asistencia total por parte de las autoridades. Desde hace años venimos padeciendo la progresiva debacle de la zona. En mi caso concreto tengo una vivienda de nueva construcción de hace 4 años que ya no lo parece. Ratas como un brazo de grandes campan a sus anchas por la calle y la insalubridad es total porque un tramo de la calle está «ocupado» directamente por personas que se dedican a la prostitución o a la venta y tráfico de menudeo de drogas ante un desaseo y miseria que llama la atención de cualquiera. Mal olor, suciedad, presencia continua de la policía que no mitiga nada...

Hace años ya cuando empezaron a edificarse las nuevas fincas algunos vecinos acudieron a hablar con el comisario de policía y un juez y les aseguraban que esta situación finalizaría en un par de años. Pues bien señores, tenemos aquí que han pasado cuatro años de ésto y no se ha logrado reubicar a estas gentes que parecen figurantes, ninots que alguien ha debido indultar porque le sale a cuenta, porque de otra forma no se explica lo que se ha convertido en un estercolero municipal a cinco minutos de la Plaza de la Virgen de los Desamparados, en pleno centro de Valencia. ¿A quién puede estar interesando que esta situación se sostenga? ¿Es que acaso los valencianos queremos ver así nuestras calles, que nuestros hijos crezcan y paseen junto a ratas, que la falta de higiene y miseria se convierta en una estampa normal de nuestra ciudad?

Los vecinos de la calle Viana queremos dignificar nuestras viviendas, poderlas alquilar, vender, visitar sin que nadie tenga que ver este lamentable espectáculo. No nos vale una policía parada que no hace nada. Que cada uno se haga cargo de lo que supone que en tu propia calle, personas de bien, que pagamos impuestos como todos, estemos sufriendo esta situación, que piensen si les gustaría vivirla en primera persona. Alcen por nosotros la voz para que alguien tome medidas al respecto y podamos vivir tranquilos. Mal de muchos, consuelo de tontos. María Dolores García López. Valencia.