Durante estos dieciséis años que llevamos de siglo, el ser humano ha experimentado un notable involucionismo en aspectos básicos del propio ser. Desuso de palabras dichas sencillamente por educación como gracias, lo siento o por favor, pérdida de valores sociales y morales. Poco a poco las personas se han deshumanizado, convirtiéndose en máquinas presas del estrés diario y aupadas por la tecnología. Se ha devaluado un simple te quiero, no se lo diré a nadie, puedes confiar en mí. Hoy en día, ¿con cuántas personas puedes confiar realmente? ¿Muchas?

Se preguntarán, ¿pero en qué mundo vivimos? Pues bien, vivimos en un mundo donde un niño de nueve años se suicida ahorcándose harto del bullying sufrido en el colegio. ¿Qué clase de educación se instruye? Los niños no se forman solamente por unas notas académicas, hay unos valores humanos que deberían ser el padre nuestro del aprendizaje. #StopBullying.

Madres que tiran a sus bebés a la basura como si fueran juguetes de plástico, dueños que abandonan a sus mascotas en las calles... Parece ser que hemos cogido un tren con dirección al caos. Como las personas se gastan 700€, 800€, por no decir 909€ que vale el iPhone 7 Plus agotado nada más llegar a España. Impresionante, 909€, cifra impensable para la mayor parte de la población. Hay gente que no tiene ni un pedacito de pan, contraste usted mismo.

Casi un 29% de los españoles está en riesgo de pobreza y exclusión social. Ya lo decía Albert Einstein: «Temo el día en que la tecnología sobrepase nuestra humanidad. El mundo solo tendrá una generación de idiotas». Ah, por cierto: seguimos sin tener gobierno, vamos encaminados a unas terceras elecciones. Vivimos en una sociedad polarizada, esclava por el postureo. ¿Hasta dónde vamos a llegar? Jesús Ascó Gabaldón. Xeresa