Estimada Maria Josep Amigó, vicepresidenta de la Diputación de Valencia:

Mi padre (vasco de origen) y mi madre (de la Valencia castellana) me hablaban en castellano, de la misma manera que a usted sus padres le hablaban en valenciano. Pero eso tampoco debería tener mayor relevancia. Eran sus lenguas y de manera natural las hicieron nuestras, como hicieron nuestras tantas otras cosas sin las cuales no seriamos ni usted ni yo quienes somos hoy. Sin embargo, que el valenciano, como según comenta en su artículo estuviera entonces mal visto, no se entendiera y tampoco se valorara, bajo ningún concepto puede justificar que ahora pasemos a la enseñanza en las escuelas de nuestros hijos en mayoría de valenciano, como así lo pretenden.

No, las cosas no han cambiado. Porque ustedes están haciendo o pretenden hacer con el castellano, exactamente lo mismo que se hizo hace más de medio siglo con el valenciano. Caiga quien caiga, sin atender al sentido común. Algo muy típico en este país. Habla usted de plurilingüismo real, riqueza y cultura, educación de calidad. ¿De verdad usted cree que se está dando educación de calidad a nuestros hijos en la Comunitat Valenciana? ¿De verdad lo cree? Podríamos debatir largo y tendido al respecto.

También habla sobre la normalización lingüística. ¿Sabe lo que es para mi la normalización lingüística? Que el ciudadano valenciano pueda escoger libremente una de las dos lenguas cooficiales en nuestra queridísima comunidad, la lengua en la que quiera que se le enseñe a sus hijos en el colegio, sin imposiciones políticas, tal cual hicieron sus padres y los míos cuando nos enseñaron nuestra lengua materna. Víctor Hernani Ramos. València.