La planta para almacenar gas Castor ha sido una verdadera estafa para el ciudadano, para el consumidor sobre cuyas sufridas espaldas siempre se carga el coste de cuanto despilfarro, de cuanto despropósito se ejecuta por parte de los gobiernos de turno que actúan arrodillados a un capitalismo salvaje insaciable. Del capitalismo de amiguetes. Y poco más hay que decir en cuanto a este descarado, miserable y canallesco robo de 1.350 millones al bolsillo del consumidor al que tendrá que hacer frente en la factura de gas durante varias décadas.

Las condiciones contractuales entre el gobierno y la empresa que con engaños se disponía a explotar el negocio, maldito robo en lugar de negocio, eran de lo más miserables y despreciables que jurídica y mecantilmente se podía hacer por lo que de desprecio suponía ya en sus inicios dicho proyecto para el pueblo. Sin entrar a valorar catadura moral alguna, resaltar como Florentino Pérez, en su calidad de representante de la empresa que con engaños se disponía a explotar el proyecto, además de con un apoyo incomprensible por parte del gobierno con un riesgo empresarial cero e inviabilidad del proyecto, como así ocurrió, recaía como una pesada losa sobre el bolsillo de los usuarios/contribuyentes; se burló, se rió de quienes se oponían al almacén. Antonio Giménez López. Torrent.