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Todas las mañanas, la pequeña Arantxa de Vila-real, tiene que recorrer alrededor de un kilómetro para ir al colegio ubicado en el edificio de EPA, en las cercanías de la parroquia de Santa Sofía. El hecho no tendría la más trascendencia de no ser porque la niña vive en el número 91 de la calle Vazquez de Mella, a sólo diez metros del centro educativo Gimeno Barón, también conocido como el Col.legi de la Huerta.

Actualmente, la menor ha de cruzar varias calles, muchas de ellas con un tránsito muy denso como el que registran el Camí Real, Joan Baptista Llorens, Penyagolosa o la calle Calvario. Por el contrario, si tuviera que ir al Gimeno Barón sólo tendría que cruzar la calle.

Los padres de Arantxa han decidido actuar, al menos como protesta, y han colgado en uno de los miradores de su vivienda una gran pancarta con fondo blanco y letras negras en la que se puede leer: "Igualdad para Arantxa. No discriminación". La acción viene motivada tras comprobar que el curso escolar 2009-2010 sigue su camino, ya en vísperas de las vacaciones de Navidad, y no hay previsión de que su hija pueda ingresar en dicho centro a pesar de la cercanía del mismo a su domicilio. Los familiares indican que "no ha habido manera" de solucionar el problema. Por su parte, los vecinos dicen no entender lo que califican como una acción "locuela y carente de sentido y lógica" por parte de "todas las autoridades competentes en la materia y que van desde la Conselleria de Educación, al Ayuntamiento de Vila-real y al Consell Escolar Municipal". "Es evidente que algunos se aferran tanto a la ley y la norma que no son capaces de interpretar las cosas de otro modo", añaden.

Los padres no entienden qué razones, "que no sea una interpretación dura de la normativa" han sido causa de que su hija no pueda ir a un colegio que tiene delante de su casa mientras que al Gimeno Barón van escolares -lo aseguran los vecinos del lugar- "que proceden de la zona conocida como el barrio de Melilla y sus cercanías a quienes el centro les queda muy lejos".