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El alcalde de Castelló, Alberto Fabra, utilizó ayer su voto de calidad por dos veces para aprobar la declaración de Zona Acústicamente Saturada (ZAS) en Las Tascas y en la Plaza Santa Clara y para rechazar una moción socialista -respaldada por el Bloc- que pedía la protección legal de la actividad de esta zona de ocio como un Bien Cultural de la ciudad.

Fabra deshizo en dos ocasiones el empate a 13 votos suscitado por la ausencia de Carlos Fabra -todavía convaleciente por enfermedad- e impuso la declaración ZAS pese a la oposición del PSPV y el Bloc.

En primer lugar, el PP se negó a aceptar una propuesta del PSPV que proponía aplazar la declaración y abrir un proceso de diálogo con vecinos afectados, la Asociación Castelló Sense Soroll, empresarios de las tascas, usuarios y partidos políticos. El objetivo, consensuar las mejores soluciones técnicas para reducir los niveles de ruido hasta alcanzar los promedios (inferiores a 65 decibelios) que exige la Ley autonómica aprobada en 2002 por el propio PP.

Dicha propuesta incluía la creación de una comisión para diseñar un plan de dinamización del centro que, entre otras acciones, plantea la necesidad de financiar medidas de insonorización para viviendas afectadas y la protección de Las Tascas como Bien Cultural.

La respuesta del alcalde fue negativa y el gobierno local siguió adelante con una declaración gracias a la cual el PP arbitra una restricción de horarios determinada por el ayuntamiento de forma discrecional, dado que la ley no marca ninguna limitación concreta. De este modo, el gobierno local ya ha decidido que prohibirá el consumo en la calle a las 23.30 horas y el uso de las mesas de las terrazas de Santa Clara (también para refrescos sin alcohol o helados) a partir de las 23 horas, lo cual implica que estos últimos establecimientos se enfrentarán a la restricción más severa.

Entre las medidas aprobadas por la Concejalía de Sostenibilidad también destacan la suspensión de nuevas licencias para locales, campañas de concienciación a los usuarios y la instalación de toldos fono-absorbentes. El concejal responsable de Sostenibilidad, Gonzalo Romero, intervino en primera instancia para defender la ZAS como una "obligación legal" e intentó culpar a la oposición de haber "instigado" esta declaración "en connivencia con Castelló Sense Soroll".

La respuesta del PSPV y del Bloc fue contundente y ambos -de la mano de Juli Domingo y Enric Nomdedéu- advirtieron a Romero y al alcalde que ellos son "los responsables de haber llegado a esta situación" por no haber adoptado antes las medidas necesarias de control del ruido.

Al mismo tiempo, las dos formaciones políticas pidieron a Romero explicaciones por "haber intentado confrontar a los vecinos de forma maliciosa e indigna" y por "esconder u ocultar" las mediciones de ruido obtenidas el año pasado, así como por ser "incapaz de aplicar las medidas correspondientes dialogando con todas las partes".

A este respecto, Domingo exigió la dimisión o el cese de Romero "por su actitud indigna, su ineptitud y falta de capacidad". Por su parte, Nomdedéu lamentó que la ZAS "se ha excedido tanto en su delimitación que ni tan siquiera podremos beber horchata a las doce de la noche. ¿Qué ruido genera beber horchata señor Romero?". Dicho esto, los dos partidos manifestaron su postura en favor de la pervivencia de Las Tascas y en contra de la limitación horaria que ha aprobado el gobierno local. La respuesta del PP fue retirar la posilidad de réplica a Romero y en su lugar respondió el vicealcalde, Javier Moliner, quien aseguró que Las Tascas "no corren peligro" y de nuevo intentó acusar al PSPV de haber "trabajado durante estos años para lograr la ZAS".

Mientras los políticos intercambiaban acusaciones, algunos propietarios de Las Tascas mostraban su indignación desde el público y uno de ellos abandonó la sala manifestando que la ZAS "es sólo una cuestión política que esconde intereses inmobiliarios".