Sant Bartomeu seguirá siendo festivo en 2011. Así lo anunció el alcalde de Benicarló, Marcelino Domingo, el sábado por la noche en el acto de exaltación de la reina de las fiestas, dulcinea y damas de la corte de honor. La jornada festiva no se trasladará a Sant Antoni.

El primer edil tomó la palabra para concluir el acto y explicó sin aludir explícitamente al tema que, aunque las decisiones se toman para bien, a veces no se comprenden y en este caso "el pueblo ha hablado", sentenció.

La medida había despertado una gran controversia. Así pues, la oposición censuraba la medida al considerar que "se le habían rebajado galones al patrón" y que la decisión castigaría a todos aquellos benicarlandos que trabajan en el sector servicios. Precisamente, la Unió de Comerços de la ciudad criticó la decisión e incluso inició una campaña de recogida de firmas para conseguir que el festivo se conservara en 2011.

Paralelamente, las redes sociales no se han quedado atrás en el debate. Concretamente se han creado dos grupos: "Queremos que en benicarlo el 24 de agosto siga siendo festivo", con 908 agregados, y "Sant Bartomeu festiu, ara i sempre", con otros 253.

Desde el ejecutivo local justificaron la iniciativa arguyendo que el objetivo era conciliar la vida laboral y familiar, dado que el día de Sant Antoni es un día en el que pocos pueden hacer fiesta y sólo los niños pueden acudir a la bendición y actos que se organizan en torno a esta fiesta. En cambio, Sant Bartomeu, al tener lugar en agosto y en el marco de la semana de fiestas, la mayoría de benicarlandos está de vacaciones.

Por otro lado, desde el grupo popular recordaron que la adjudicación del festivo a Sant Antoni tenía por objeto dar respuesta a uno de los requisitos para declarar esta fiesta de interés turístico provincial y autonómico. Finalmente, la presión social se ha impuesto y todo quedará como estaba en un principio.

Por otro lado, ayer se celebró la sardinada popular. Los organizadores asaron más de 200 kilos de sardinas en las inmediaciones de la lonja de pescado, es decir, unas 1.300 raciones. En esta ocasión, la organización decidió vender los tiques a un euro para asegurar el orden en el reparto. Una cantidad que daba derecho a una ración de sardina asada con sus dos rebanadas de pan y un botellín de agua.