Ha pasado un año y cuatro meses desde que la Conselleria de Educación se comprometió a solucionar los defectos de obra que presenta el colegio Errando Vilar de Almassora. Las grietas siguen donde aparecieron, el patio está precintado para que la arena morterenca no sature los imbornales y los niños no jueguen junto a los excrementos de animales. El claustro ya se prepara para las habituales goteras en época de lluvias, mientras la última manifestación frente a la delegación territorial de Castelló sigue sin generar respuesta alguna por parte de la institución autonómica.

El director del centro, Jorge Grifo, recorrió ayer otra vez el edificio para mostrar los detalles que desmerecen una obra de reciente construcción. De hecho, el centro sigue sin estar recepcionado oficialmente. El departamento que dirige José Ciscar ha cubierto el porche que impedía el tránsito cuando llovía y ha reparado la parte del techo que se desplomó sobre los despachos, pero aún no ha solucionado las reformas que afectan a los aularios de infantil.

La dirección lleva meses pidiendo la sustitución de la arena que cubre el patio donde juegan los más pequeños por hormigón. Argumenta que el material se filtra por las alcantarillas y bloquea las canalizaciones. Además, está mezclada con grava que los niños arrastran en los zapatos hasta las clases, motivo por el cual el suelo ha perdido el brillo y está desgastado. Y la empresa de limpieza que se encarga del mantenimiento del centro ha elaborado un informe en el que justifica la suciedad por el material del patio.

Excrementos de animales

Este hecho ha llevado a Grifo a precintar una parte del patio de infantil, que ayer presentaba, además, excrementos de animales callejeros y hierros y material de obra que quedan a la vista con apenas apartar un palmo de arena. El acceso de las mascotas al centro es habitual y los maestros ya se han cansado de recoger cada mañana los restos de los animales, de manera que los pequeños tienen restringida la entrada a esta zona.

La presidenta de la AMPA, Esther Bernal, también se refirió ayer al engaño que, en su opinión, ha ejercido la Conselleria de Educación desde que comenzaron las quejas por el estado del edificio.

Bernal recordó las concentraciones semanales programadas a las puertas del centro durante el curso pasado y la última manifestación frente al edificio de la avenida del Mar de Castelló, la unión de padres, alumnos y maestros por la misma causa.

El rótulo con el nombre del centro en valenciano en una plancha metálica fue la primera respuesta a estas protestas, una medida que enervó a la comunidad educativa porque era la reforma menos necesaria, recuerdan.

Grietas en el edificio

Ahora, el colectivo de padres de alumnos lucha para que los técnicos vigilen las grietas aparecidas en varios puntos del edificio y reparen el inodoro que sigue desconectado de la canalización. Además, aseguran que mantendrán cerrado el patio de infantil mientras los niños sigan en contacto con los excrementos de los animales y la grava de esta zona.