Casi un millar de opositores realizaron ayer la primera prueba de las oposiciones para cubrir nueve plazas de auxiliar de enfermería del Hospital Provincial de Castelló. La proporción es de un puesto por cada 94 aspirantes.

El recinto de la Pérgola acogió el examen, al que se presentaron 850 personas de las 1.050 que se habían inscrito. El director económico del Hospital Provincial, Miguel Llorens, aseguró que no se produjo ningún incidente en el transcurso de la prueba, que consistió en un cuestionario de 45 preguntas tipo test.

A los que superen este examen, se les emplazará a un segundo, en el que deberán resolver uno o varios supuestos teórico o prácticos de entre los que proponga el tribunal.

El concurso para cubrir nueve plazas de auxiliar de enfermería del Hospital Provincial llega cuando la mayoría de administraciones han congelado la oferta pública de empleo. Esta convocatoria arrancó el año pasado y la publicación de las bases fue en el mes de junio. El director económico del hospital admitió que la de ayer es una de las oposiciones que más candidatos ha congregado, aunque recordó que las últimas convocatorias también han sido multitudinarias. El precedente más cercano de oposiciones multitudinarias son las que convocó la diputación para cubrir 24 plazas de auxiliar administrativo. El proceso estuvo plagado de anomalías y de denuncias por los sindicatos. De hecho, UGT llevó el caso a la Fiscalía, que decretó el sobreseimiento por falta de pruebas. De forma paralela, el sindicato impugnó las oposiciones por la vía del contencioso-administrativo y el recurso está pendiente de resolución.

Este diario también informó de la circunstancia de que en distintas oposiciones de la diputación aprobaron familiares de destacados dirigentes del PP castellonense. Fueron los casos del marido y una hija de la secretaria general del partido en la capital, Carmen Amorós, de una hija de la secretaria provincial, Marisol Linares, y una sobrina del presidente, Carlos Fabra. La alta tasa de paro ha disparado la cifra de opositores, que ven en la administración pública un oasis laboral que reporta una estabilidad que no pueden garantizar la mayoría de empresas.