El norte de la provincia de Castelló concentra un buen catálogo de "casetes de volta", construcciones ligadas a las explotaciones agrarias que, poco a poco, se han visto condenadas a desaparecer a raíz del desarrollo urbanístico.

Una de las pocas construcciones de este tipo que se conserva en buen estado en las estribaciones de la Serra d'Irta, en el Plà de l'Argilaga de Peñíscola, ha servido precisamente de punta de lanza de una campaña de aficionados a la arquitectura rural que piden al Consell Valencià de Cultura su protección y respeto.

Masías Valencianas, tal y como se denomina el grupo que a través de una red social ha servido como catalizador de dicha iniciativa, está compuesto por arquitectos, técnicos y otras muchas personas anónimas que disfrutan con las fotografías de las masías valencianas que periódicamente cuelga el arquitecto Miguel Ángel Chiarri o cualquiera de las 600 personas que integran dicho colectivo.

La belleza, emplazamiento, entorno, arquitectura y admiración patrimonial por los "masos" une a los integrantes de este grupo, que ha dado a conocer bellas viviendas que aún quedan en pie en la Tinença, las barracas de piedra del Maestrat, molinos como el de Ares o "riuraus" como el de Xaló, Benissa o Senija, en la Marina Alta.

Uno de los hilos que más cuerda ha dado ha sido el de les "casetes de volta", tan presentes en el litoral del Maestrat desde Torreblanca hasta el Ebro y hacia el interior. Así, Arquitectura Rural Valenciana, Masías Valencianas, Arae Patrimonio Restauración así como varios profesionales y colectivos ya han manifestado su adhesión que busca la protección de estas construcciones, al igual que se dio con los pozos de nieve o los paneles cerámicos anteriores a 1940, entre otros.

Así, solicitarán al amparo de la disposición transitoria 5 de la Ley de Patrimonio Cultural Valenciano, la inclusión tanto de los "riuraus" como de les "casetes de volta".

Utilidad de les "casetes"

Les "casetes" iban ligadas a la actividad de la explotación agraria. Por cada superficie había una de ellas. En ocasiones los jornaleros compartían espacio con animales y aperos. En la actualidad algunas de las construcciones tienen un porche (o "naieta") con las vigas encastadas en el muro y con sombraje tradicional.

La mayoría de las casetas del Baix Maestrat se hallan en un estado ruinoso, tal y como reconoce la propia página web del Ayuntamiento de Càlig, en la que admite la pérdida de estas construcciones tradicionales en la zona por las transformaciones agrarias vividas y el abandono de la actividad agrícola. La cara positiva es que en la ejecución del vial de Benicarló a Peñíscola se respetaron al máximo, incluso una de ellas ha quedado integrada en la obra en el centro de una rotonda tras su restauración. La negativa es la destrucción en las inmediaciones de la ermita de Sant Gregori de una decena de "casetes de volta "además de la Bassa del Marqués, construidas ambas entre 1925 y 1930 por el ingeniero Juan Pérez-Sanmillán i Miquel. Estas casetas constituían la muestra más clara de la casa tradicional de tipo urbano y de la arquitectura rural del que fuera primer Marqués de Benicarló, que difundió esta ancestral construcción en los términos de Benicarló y Peñíscola.