La orden de las Capuchinas abandonó en abril Castelló de la Plana tras compartir más de tres siglos de historia con los castellonenses. El convento de la calle Núñez de Arce acumuló durante tres siglos obras artísticas de valor incalculable -entre otras diez zurbaranes- que engrosaron el patrimonio histórico- artístico local. La congregación ha aceptado ceder a Castelló los tesoros más significativos, pero a pesar del arraigo de los mismos en la ciudad, lo ha hecho a cambio de una importante compensación económica.

La Conselleria de Cultura abonará 3.000 euros al mes a la congregación durante un periodo de cuatro años para poder retener diez zurbaranes, una tabla gótica del siglo XV sobre la estigmatización de San Francisco, una pintura de Jerónimo Jacinto de Espinosa y una escultura de San Francisco de Pedro de Mena. Es decir, el erario público aportará al cenobio de Barbastro, actual destino de las Capuchinas,144.000 euros en un cuatrienio para exponer un patrimonio que ha estado ligado a la capital de la Plana.

El convento de las Capuchinas fue fundado en Castelló en 1698 a través a un privilegio real de Carlos II. La orden de clausura dijo adiós el pasado año a Castelló por falta de vocaciones. Sólo aguantaban tres monjas y el inmueble de la Núñez de Arce ha sido ocupado por la congregación de las Esclavas del Santísimo Sacramento y la Inmaculada.

Pese a su larga estancia en la capital de la Plana y los privilegios que han gozado con el Concordato firmado en 1979 entre la Santa Sede y el Estado -exención del pago del Impuesto de Bienes Inmuebles, por ejemplo-, las Capuchinas no han perdonado el cobro del alquiler por la cesión a la ciudad de los bienes culturales de su antiguo convento, donde ha permanecido durante siglos. Además, de los diez zurbaranes y los tres bienes mencionados, la diócesis de Castelló-Segorbe conservará otras 45 piezas artísticas.

La Conselleria de Cultura ha iniciado los trámites para declarar Bien de Interés Cultural los diez cuadros de Zurbarán y proteger el resto de obras de arte del convento castellonense. Asimismo, el Consell no ha dado garantías de que este legado persista en Castelló transcurrido los cuatro años de arrendamientos.

"Son 36.000 euros al año para que las monjas cedan para el disfrute público estas obras", criticó esta semana el secretario general de Iniciativa en Castelló, José Pedregosa.

Dominicas de Vila-real

La Iglesia también se llevó un buen bocado por la marcha en 2009, por falta de vocaciones, de las cinco monjas dominicanas que ocupaban un convento en Vila-real. El ayuntamiento adquirió en 2010 el cenobio por 10 millones de euros. Pagó en metálico 1,2 millones de euros y los 8'8 millones restantes se abonaron a través de permutas de terrenos. La capilla del edificio pasó a ser propiedad de la diócesis provincial, mientras que el convento y el jardín acabaron en manos del consistorio.