El cura francés Henri François Morel, párroco de la pequeña localidad gala de Verdún, dio un pequeño paso en 1942 que hoy se ha transformado en un movimiento internacional de gran relevancia para las personas discapacitadas. Enfermo de tuberculosis, dedicó desde ese año una especial atención al cuidado de enfermos con un mensaje claro: que las afectados por enfermedades que les generasen limitaciones físicas se sintiesen «personas». Fue el germen de lo que, en 1945, se convirtió en la Fraternidad Cristiana de Personas con Discapacidad, Frater, que el año que viene cumplirá 70 años con una presencia en expansión en todo el mundo y de la que Castelló ha sido referente durante prácticamente la última década.

Los miembros de la diócesis Segorbe-Castellón han cumplido dos mandatos al frente del área intercontinental de Frater (Fratinter) con una clara vocación de lucha por la integración de las personas con discapacidad. Tomó los mandos en una reunión en Sao Paulo en 2005 y ahora ha culminado su trabajo cediendo el testigo a Ciudad de Panamá.

El vila-realense Albert Arrufat ha sido una de las voces de Castelló- en estos años de coordinación desde la provincia- como asesor-consiliario intercontinental. Arrufat, que ahora asume un nuevo cometido episcopal desde la parroquia de Sant Pere del Grau de Castelló, no duda en definir el trabajo de Fratinter como una experiencia «intensa, pero que te devuelve más de lo que das». El objetivo sigue siendo el mismo que se marcó el cura Henri François Morel en 1942: movilizar y sensibilizar a la opinión pública sobre los derechos y la dignidad de las personas con discapacidad y sobre los retos que plantea su integración social.

La situación es complicada, y con la crisis económica que azota a todo el planeta, en mayor o menor envergadura, «está claro que no se puede funcionar como antes, aunque estamos acostumbrados a luchar porque nunca se tiene suficiente». Copago, recortes en aspectos de bienestar social... «Volvemos casi a la etapa de la transición; hay que pelear más si cabe por acceder a ayudas, pero el mejor valor que tenemos son las personas que están en Frater», resalta Albert Arrufat.

En el colectivo de las personas con discapacidad, creencias a un lado, «vamos todos de la mano porque a todos nos afecta la actual coyuntura». Se trata, en cualquier cas, de buscar nuevas fórmulas, «y un camino por explotar es captar la atención del sector privado, de las empresas, a las que hay que recordarles que su ayuda les repercute en beneficios fiscales, entre otros aspectos», explica el actual párroco de Sant Pere.

Albert Arrufat ha viajado de forma habitual estos años y ha vivido la realidad de un movimiento que en Europa, aunque asentado, «pasa por un momento de incertidumbre ya que aquí las personas se van haciendo mayores y no hay renovación». La problemática es distinta en África o Sudamérica. «Son personas más jóvenes, dinámicas, que tienen muchas ganas de trabajar pero que, por contra, se encuentran con el obstáculo de falta de recursos, inseguridad, conflictos locales o limitaciones asociativas que hacen difícil el trabajo», comenta.

Más de cincuenta países están adheridos a las tareas de este movimiento cristiano de carácter humanitario, dirigido por y para personas con discapacidad. Durante el mandato castellonense, como relata Arrufat, se han integrado nuevos miembros como Nicaragua, Polonia y Rumanía y se han establecido contactos con otros países candidatos, como Benin, Togo, Taiwan o la India. Frater estima que el 10 por ciento de la población padece algún tipo de discapacidad, lo que supone unos 650 millones de personas. De ellos, una cuarta parte está provocada por la guerra, la violencia o epidemias evitables. Además, el 80 por ciento de la población con discapacidad se encuentra en países muy empobrecidos.

La Fraternidad Cristiana, según el párroco, ha denunciado de manera sistemática la falta de una aplicación efectiva de la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad promulgada por las Naciones Unidad, en vigor desde hace ya ocho años. «La crisis económica mundial ha agravado, sin duda, la situación de ese colectivo, que ha visto cómo se pierden ayudas y recursos con las políticas de recortes sociales que se aplican en muchos países».

Recuerdo de Mª Dolors Vázquez

Albert Arrufat aprovecha la ocasión para recordar la figura de la coordinadora de Frater Intercontinental, la valenciana Mª Dolors Vázquez, fallecida el pasado mes de febrero, «una de las personas que más ha encarnado la dinamización del colectivo durante estos nueve años. Sus funciones recayeron durante los últimos meses de gestión desde Castelló en la burrianense Mª Dolores Varea.