La normalización lingüística se abre paso treinta años después de aprobarse la Llei d'Ús i Ensenyament del Valencià, que introdujo en las escuelas la llengua de Ausiàs March, y tras un cuarto de siglo de la televisión autonómica que hizo sonar la dolça parla en las casas de Vinaròs a Guardamar del Segura hasta el apagón de hace once meses. En los 25 años que han pasado de 1986 a 2011, el porcentaje de valencianos con capacidad de escribir en la lengua propia ha aumentado del 7,03 % al 31,77 %. Este aumento del 352 % se torna más apabullante al medirlo en cifras absolutas: ha pasado de haber 262.407 personas capacitadas para redactar un texto en valenciano a 1.535.693 ciudadanos. Casi seis veces más.

Este incremento en la capacidad de escribir en valenciano es el dato más sorprendente del último balance estadístico de la Subdirecció General de Política Lingüística. El segundo indicador más positivo es la evolución de personas que saben leer en valenciano. En un cuarto de siglo (1986-2011) han pasado del 24,4 % al 58,4 %. Se ha duplicado la porción de ciudadanía capaz de enfrentarse con garantías a un texto en valenciano.

El oral se estanca. La dimensión oral, que partía de mejores niveles, experimenta un ascenso mucho más tímido. Los habitantes de la terreta que entienden el valenciano han pasado del 77,1 % al 84,8 % en estos 25 años. Con una nota preocupante. En la última década, el porcentaje se ha reducido un punto y medio. Y las cifras muestran, en contra de lo que podría creerse, que ese descenso no se debe a los inmigrantes de origen extranjero, cuyo colectivo sube once puntos en comprensión oral del valenciano. El único subgrupo donde retrocede la capacidad de entender la lengua del Tirant lo Blanc es en los españoles nacidos fuera de la Comunitat Valenciana, con un punto menos entre 2001 y 2011.

El cuarto y último gran indicador del informe de la Conselleria de Educación atañe a la gente que sabe hablar en valenciano. Es el único aspecto donde el estancamiento resulta patente. En 1986 sabía hablar valenciano el 49,5 %. Sólo se ha incrementado un punto y medio en todo este tiempo. Es más: el nivel es exactamente el mismo que en 1991: la mitad de la población de la Comunitat Valenciana no sabe hablar uno de sus dos idiomas oficiales. En veinte años, pues, nada se ha avanzado en este terreno. El dato concuerda con los estudios que alertan de que el peligro para el futuro del valenciano viene derivado de su menguante uso social. Una lengua de aula y poco de calle. Un uso popular especialmente bajo en grandes ciudades como Valencia, Alicante o Elx y sus conurbaciones.

El análisis de las estadísticas oficiales también envía otras señales de alarma. Comparando los datos entre 2001 y 2011, de las 34 comarcas se incluye la subdivisión l'Horta Nord, Oest y Sud, más València ciudad, hay 26 demarcaciones en las que disminuye el porcentaje de población que entiende el valenciano. La caída más destacada se localiza en la comarca castellanohablante del Racó d'Ademús, donde la población que entiende la lengua de Vicent Andrés Estellés baja un 5,25 % en una década.

En un estado similar se hallan els Ports, uno de los bastiones del valenciano en porcentaje. Esta comarca, donde el 97,5 % de los vecinos entiende la lengua propia, es la que más ha retrocedido en cuanto a habitantes que saben hablarla: pierde casi nueve puntos en una década. La presencia de la inmigración en el territorio comandado por Morella se revela determinante para entender esta bajada considerable.

Pujanza en zona castellana. Entre las comarcas donde más sube en la última década la capacidad de hablar en valenciano se sitúan algunas de tradición castellana como la Plana d'Utiel-Requena y la Foia de Bunyol, ambas con un incremento de entre el 7 y el 8 %. También sube el habla en torno al 5 % en l'Alacantí, el Baix Segura, la Vall de Cofrents-Aiora. Con más fuerza aún ascienden en la Canal de Navarrés o l'Alt Palància (+7 %). En cuanto a la capacidad de lectura, sobresalen con aumentos de dos dígitos (entre el 11 y el 13 %) las comarcas de la Safor, el Comtat y l'Alcoià.

Por provincias, es la de Alicante la que registra las variaciones relativas más altas respecto a los años anteriores en la capacidad de lectura y escritura. En 1986 lo sabía escribir el 4,4 %. En 2011 subió al 23,8 %.