Tradicionalmente en Borriana la Pascua se ha celebrado siempre en la zona de los poblados marítimos y es el comienzo de la temporada estival. Hace algunos años, esta costumbre vivió cambios ya que eran muchas las familias que decidían organizar algún viaje fuera de la ciudad. Con la llegada de la crisis, y la mengua de los presupuestos familiares, han sido muchos los borrianenses que han recuperado la costumbre de acercarse a la playa para aprovechar el sol y el buen tiempo que se vive en la zona mediterránea en estos días. Tanto el domingo de Resurrección, como el mismo lunes de Pascua, más de 2.000 personas llenaron la zona arbolada del antiguo camping.

Desde primera hora de la mañana, las familias llegaban con sus mesitas, sus sillas plegables, barbacoas portátiles o fiambreras con las viandas para pasar la jornada. Para que todo fuera perfecto desde el consistorio se adecuó el espacio con la colocación de sanitarios químicos portátiles y las recomendaciones habituales para mantener la limpieza del espacio. Además, la presencia policial fue discreta pero sensible durante los dos días fuertes para prevenir que no hubiera problemas.

Javier, padre de familia que pasaba el día junto sus tres hijos, su esposa y unos amigos, justificaba la elección. «Antes podíamos irnos de viaje, pero ahora preferimos venir a pasar el día aquí, el ambiente es bueno y se está muy a gusto».

De la misma opinión era Alba, vecina de Borriana de 42 años: «es una maravilla poder estar aquí, cerca de casa y que los niños puedan jugar con la pelota, en un sitio controlado y sin ningún peligro».

Pero, no solamente en esta zona se encontraban los «pascueros». En toda la zona de la Avenida Mediterráneo, los restaurantes, bares y terrazas estuvieron llenos a lo largo de las dos jornadas festivas, con lo que los hosteleros de la zona también valoraron muy positivamente el cambio en las costumbres de las familia de la ciudad a la hora de celebrar las jornadas festivas. Asimismo son buenas fechas para las pastelerías ya que en todas las mesas y casas donde había niños estaban presentes las tradicionales monas.

Así, los cambios de hábitos en los últimos años han animado el sector hostelero.