E n los teatros hay momentos en que el aire respirado sobre el escenario cruza hacia el patio de butacas produciéndose esos momentos mágicos que hacen irrepetible la belleza de las artes escénicas. Esto se produjo el pasado viernes en el Paranimf de la Universitat Jaume I con el espectáculo Zazpi aldiz elur (Mikel Laboa elurretan) de la compañía vasca Tantttaka Teatroa.

La puesta en escena tuvo instantes sublimes y en general cautivó al público que había acudido a la cita sin saber si iba a ver una representación teatral o a un recital de poesía y música al uso. Al final ni lo uno ni lo otro, pero la belleza en el escenario afloraba en grades dosis en algo más de una hora que duró la representación. Tomando como punto de partida la figura humana y artística de Mikel Laboa, partiendo de un texto del escritor Bernardo Atxaga que tiene a la nieve como hilo conductor, se hilvana un maravilloso espectáculo que en contra de lo que en un principio pudiera parecer, nada tiene que ver con un recital de poesía y música convencional.

La estética de la propuesta y la dramaturgia a través de las siete escenas de la pieza van desgranando facetas relacionadas con Laboa, el texto en su mayoría es en euskera subtitulado en castellano, detalle por el cual se hace perfectamente entendible al público, es más, refuerza la musicalidad y poética del trabajo.

En todo momento está presente la nieve tantas veces evocada y que curiosamente acompañó al cantautor el día de su muerte en San Sebastián, también están presentes otros elementos de su universo como los pájaros, el cine cómico y el humor entre las cosas que fascinaban al compositor donostiarra. Al margen de la buena actuación de la directora y actriz Mireia Gabilondo y del actor Iñaki Rikarte, hay que destacar los músicos que ya habían colaborado con Mikel Laboa en directo, como el pianista Iñaki Salvador (nominado a los Premios Max de este año por esta música) y el guitarra Ángel Unzu. Mención especial merece el intenso resplandor sonoro de la voz de María Berasarte que lleno de emoción y sensibilidad la atmósfera del Paranimf de la Universitat Jaume I.