El Instituto Tecnológico de Cerámica trabaja en el proyecto europeo Airuse («Testing and Development of air quality mitigation measures in Southern Europe») que busca mejorar la calidad del aire. El programa está enmarcado en la categoría LIFE +, financiado por la Unión Europea.

Airuse está liderado por el Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua del CSIC (Idaea-CSIC) y, además del ITC, también participan centros de investigación y universidades de Grecia, Portugal, Florencia, Milán y Reino Unido, centrándose en la mejora de la calidad del aire en la zona del sur de Europa mediante la adopción de una serie de medidas de mitigación orientadas a reducir los niveles de material particulado (PM) y cumplir con la legislación vigente y futura. Para ello ha desarrollado una serie de estrategias adecuadas que podrán después adaptarse a otras regiones europeas que tengan problemas para superar los valores límite de material contaminante.

En estos días, miembros del proyecto se han desplazado a Milán (Italia) para participar en el congreso internacional European Aerosol Conference 2015, que se celebra del 6 al 11 de septiembre, un evento que congrega a miles de profesionales y científicos de todo el mundo.

También se presentarán los avances del proyecto Airuse en la sede del ARPA Lombardia (Agenzia Regionale per la Protezione dell´Ambiente), la agencia italiana encargada de proteger el medioambiente, que tiene una división centrada en la calidad del aire.

Informe de la OMS

La Agencia Europea del Medio Ambiente (EEA por sus siglas en inglés) ha publicado que casi un 90% de la población urbana en Europa está expuesta a concentraciones de contaminantes que la Organización Mundial de la Salud (OMS) considera perjudiciales para la salud.

Concretamente, el dictamen de la EEA constata que, entre 2009 y 2011, hasta el 96% de la población urbana estuvo expuesta a concentraciones de PM2.5 (partículas inferiores a 2.5 mm) superiores a las directrices de la OMS.

Además, la OMS en su última guía sobre los efectos negativos en la salud de los contaminantes, concluye que dichos efectos son peores de lo que se creía ocho años atrás.