La asociación de Castelló Sense Soroll, que pleitea desde hace una década contra el ayuntamiento y propietarios para restringir el consumo al interior de los locales de las tascas, discrepó ayer con el vicealcalde, Enric Nomdedéu, y negó que el origen del conflicto sea la instalación de un acceso de un garaje en la calle Isaac Peral. El presidente de Sense Soroll, Pedro Monfort, afirmó que las molestias se iniciaron en 1990 cuando el entonces alcalde, Daniel Gozalbo, prohibió el consumo de alcohol en la calle exceptuando las tascas, «lo que fue una llamada para que la gente fuera allí», señaló. Monfort añadió que aunque los denunciantes vivan fuera, el colectivo integra a vecinos de las tascas. Y si hay pocos «es porque se han ido», remató.