En la era de la inmediatez el colegio Concepción Arenal de Vila-real ha apostado por un deporte en el cual el éxito está en la concentración, la paciencia o el análisis de las posibilidades propias y ajenas. Este innovador programa para llevar el ajedrez a las aulas acaba de arrancar en el colegio como un medio para que el alumnado interiorice, jugando, habilidades básicas para su educación y crecimiento personal.

Este proyecto educativo, pionero en la Comunidad Valenciana, tiene su origen lejos. Como mínimo tan lejos como Madrid. O aún más, Bruselas. Y es que el 13 de marzo de 2014, la Comisión de Educación del Congreso de los Diputados aprobaba una proposición no de ley en la que instaba al Gobierno a implantar el programa «Ajedrez en la escuela» en el sistema educativo español, siguiendo la recomendación del Parlamento Europeo.

En el CEIP Concepción Arenal recogieron un guante sugerente, aunque muy inconcreto, pues en la norma aprobada en el Congreso nada dice de las posibilidades de financiación o de cómo debe ser la formación del profesorado que se encargue de las clases. Es en este sentido que el centro, que vio una oportunidad interesante, contactó con el Club d'Escacs de Vila-real para explorar la posibilidad de una colaboración que pronto dio frutos.

Carlos Martínez, monitor de la entidad local de ajedrez, impartió ayer la primera sesión con alumnos de la escuela con unas primeras sensaciones «muy gratificantes». Martínez está acostumbrado a enseñar a jugar al ajedrez a menores de hasta cuatro años, pero esta experiencia es para él especialmente motivadora porque llega a prácticamente todo el alumnado de Primaria, y no a grupos seleccionados que realizan actividades extraescolares de modo voluntario. Éste es, precisamente, uno de los aspectos que desde el equipo directivo considera interesantes. Su director, Juan Luis Martín, explica que se plantearon la posibilidad de desarrollar el programa porque creían que podía ser interesante para el desarrollo integral de los alumnos, y que por lo tanto tenía que ser una actividad «gratuita, para todos los alumnos y en horario lectivo». Máxime teniendo en cuenta las características de la escuela, situada en uno de los barrios más humildes de Vila-real.

¿Y qué esperan conseguir con la sustitución de una hora de matemáticas por el ajedrez? El monitor lo tiene claro: «Mediante el ajedrez, los alumnos aprenden a pensar antes de actuar, a tomar decisiones y a medir las consecuencias de éstas en un futuro próximo. También desarrolla la empatía, pues siempre se juega con otro y debemos tener en cuenta sus ideas o planes y anticiparnos a ellos». De momento, en las primeras sesiones aprenden los movimientos más básicos, pero tendrán hasta veinte sesiones durante el año para profundizar en las estrategias.

En el centro están esperanzados, aunque son conscientes de que esta partida se juega en el largo plazo. Convencidos de la idoneidad de la propuesta, han asumido este año el coste, más de 3.000 euros. No pretenden formar a jugadores profesionales, en el Concepción Arenal lo entienden como un paso en «el camino hacia un modelo de educación distinto».