La política en las Corts se ha hecho con camisetas o pancartas.

Estoy absolutamente en contra de eso. El parlamentario, no digo que tenga que ir encorbatado, pero... A mí la política de camisetas, en la calle está muy bien, pero en el Parlamento no. Igual que un señor puede aborrecer la Constitución, pero no puede subir al estrado y algo que mayoritariamente el pueblo ha respaldado durante 37 años, romperlo. ¿Por qué puede romperlo y no pegarle fuego? ¿Y por qué un día un parlamentario no puede hacer como la Femen y quedarse en calzoncillos? En el Parlamento, en el uso de la palabra, la gente puede hasta llamar al otro ladrón, pero respetando el reglamento, las reglas. Si se rompe eso, se ha acabado. Ahí ganan los extremistas.

¿Y el papel del Parlamento?

El Parlamento es el templo de la palabra y la gente tiene que ir allí a parlamentar. El pleno es el lugar donde se tienen que escenificar los acuerdos y los desacuerdos, y para que los ciudadanos tengan actas que dan fe y testimonio de la posición que mantiene cada partido. En ese sentido, yo, determinadas cosas que he visto en las Corts, como presidente no las hubiera consentido. Así de claro se lo digo, vengan de donde vengan.

Se dice que ustedes, cuando en 1989 llevaron adelante la reforma del Estatuto para eliminar el listón electoral del 5 %, ya habían hablado con el CDS y sabían que este no la apoyaría.

Es falso, al menos yo le aseguro que no tuve ninguna intervención. En aquella legislatura se dio un hecho curioso. Hubo un pacto entre Pedro Zamora [EU] y todos los demás. Se reunieron y luego Rita me llamó y me dijo 'presidente, vamos a presentar una enmienda todos los grupos a los presupuestos para su devolución y voy a ser la portavoz de todos'. Y todos [EU, UPV, actual Bloc, CDS, UV y PP] apoyaron que fuese Rita la que interviniese. Toditos todos, contra el PSOE.