Después de tres días de pausa, los toros han vuelto a cobrar protagonismo dentro del programa de las fiestas patronales de la Sagrada Familia y el Santísimo Cristo de la Vall d'Uixó, con la exhibición de tres astados, dos patrocinados por la comisión y un tercero que ha sido ofrecido por la peña 8 de 8. A diferencia de lo sucedido el sábado pasado, en el que los bous tuvieron una actuación dispar, la de ayer fue una jornada interesante para los aficionados, dado que los animales respondieron a los quites de los «rodaros», ofreciendo buenos momentos. Aunque sin duda la parte más positiva de la tarde fue que no se produjo ningún incidente reseñable, ya que la única asistencia sanitaria que se tuvo que realizar fue por unas rozaduras en las rodillas sin mayores consecuencias.

Si por la tarde fueron los toros los que atrajeron al público, por la mañana la emotividad caracterizó a todos los actos realizados, en concreto en las cuatro visitas organizadas por al comisión para patrocinar la comida ofrecida tanto en la Residencia Segarra Afaniad, el Convento de Santa María, la Asociación de Familiares de Enfermos de Alzheimer Centro de Día La Plana Baixa y el Convento de las Clarisas de la Divina Providencia. En este tipo de citas es inevitable que la reina de las fiestas y su corte de honor atraigan más atención de la habitual, ya que tanto los usuarios, como los residentes o las religiosas de los lugares visitados, les agradecieron especialmente su visita.

«Mucho mejor»

Laura Martínez Melià está viviendo con especial intensidad estos días, acompañada por sus compañeras María Segarra Planelles, Amparo y Mª Teresa González Ambou, Marina Mechó Martínez y Laura García Escuder. Tanto es así que, como aseguró ayer «siempre piensas que las cosas irán bien, pero al final es mucho mejor de lo que imaginabas».

Aunque no le falta experiencia en estas lides, dado que fue festera en 2013, «no es lo mismo vivir estos días como reina es mucho más emotivo». Además, Laura Martínez vive estas fiestas con mucho intensidad desde muy pequeña, de hecho, su madre ocupó este cargo en el año 1985, y su madrina a principios de los 80, por lo que formaba un poco parte del destino o «una manera de cumplir con una tradición familiar que yo también lo fuera». Entre los momentos más intensos, la reina destacó ayer su participación en las procesiones en honor a los patronos, «participar en ellas a los pies de la peaña es muy especial, mucho más cuando tienes tanto fervor». Pero todavía le quedan muchos momentos importantes, como la cena de empedrao popular o la de gala, la que espera con ilusión porque volverá a lucir el traje blanco.

Pero si con algo se va a quedar de la experiencia será, sin duda, la buena relación con la comisión de fiestas, cuya relación califica de «excelente». Laura recuerda que se ha criado en este barrio y todos la conocían, pero «estar tan cerca de la comisión te hace sentir que formas parte de una gran familia».

Esta tarde volverán los toros, en concreto el último de las fiestas, un ejemplar de la ganadería de La Dehesilla.