Fieles a su cita de cada otoño, los pastores trashumantes atravesaron ayer el puente de la Pobla de Bellestar, frontera entre Teruel y Castelló, en su camino hacia las costas del Baix Maestrat. En torno a 70 vacas, propiedad del ganadero Lionel Martorell, iniciaron a mediados de semana el descenso desde las fincas de Fortante hasta las situadas en el Baix Maestrat y el Montsià, ya en Tarragona.

En su descenso desde los pastos turolenses, situados a casi 2.000 metros de altura, hasta las tierras de la costa de Castelló y Tarragona, emplearán en torno a cuatro o cinco días. Recorren la denominada Ruta del Llosar, llamada así porque atraviesa el ermitorio del Llosar, en Vilafranca.

Jinetes y pastores acompañaban a las vacas y sus terneros, de raza avileña. Unas esquilas indentificaban que se trataba de ganado manso, aunque su aspecto oscuro asustase a más de uno.

En el recorrido una de las imágenes más llamativas fue el paso del ganado por el puente de la Pobla de Bellestar, entre La Iglesuela del Cid y Vilafranca. En algunos tramos la vía pecuaria coincide con las carreteras. Muchos conductores desconocen que las vacas tienen prioridad de paso sobre los vehículos. Y es que fueron antes las cuatro patas que las ruedas.

Estos días el trasiego de ganados por la Ruta del Llosar es constante. Ovejas y vacas, guiadas por grupos de pastores, realizan el recorrido. De este modo se mantienen las vías pecuarias y los ganaderos se ahorran los costes del transporte. Además, con la trashumancia mediante los métodos tradicionales se evita el estrés de los animales, ya que éstos padecen cuando suben a los camiones que los trasladan entre los pastos.

Además, con la trashumancia se aprovechan al máximo los pastos. Ahora los ganados permanecerán lo que resta de otoño y el invierno en zonas bajas, donde no nieva ni hiela. En primavera comenzarán el regreso.