En la historia de Denis Suárez, el Barça se ha fijado en él, y cuando eso ocurre poco queda más que el derecho al pataleo o al billeteo, para ser más certero. Es como si por una vez te ligas a una de las guapas del pueblo y acto seguido, cuando parece que la relación se afianza, va bien, y empiezas a presumir de ello, llega el templao de turno de la capital, gomina en el pelo, tabaco del caro y coche nuevo... y claro.... ¿Cómo va a decirle ella que no? Y más habiendo flirteado ya en el pasado. Más rico, más guapo y de capital. Imposible pelear con tal zamarro. Ni un te esperaré hasta junio basta. Tiene que ser ahora, y ya. A ella, él le vuelve loco. A él, ella, ni fu ni fa, pero le vale. Es así de triste, pero es la pura verdad.

La cuestión ahora es ¿Debe ella irse con él... o debería ser fiel al chico que no ostenta tanta clase social pero que la ha tratado bien desde el primer día? Vete tú a saber cuál será la decisión que ella tome. Lo veremos en próximos capítulos.

Algo distinta es la historia de amor de Cheryshev, o tal vez más avanzada en el tiempo. Cheryshev, una chica guapa y rubia de origen ruso, se enamoró de otro chico de pueblo normal. Pero se cruzó, como con Suárez, otro guaperas de capital, en este caso de Madrid. Embriagada de amor, lo dejó todo, y a la Castellana que volvió. Pero, ¡¡ah amigo!! Una vez allí se dio cuenta de que no era oro todo lo que relucía. Aunque engañada y triste se quedó. Sin embargo, pese a no hacer ruido y no molestar, un día pagó los platos rotos de un error de novato que el chico de la gomina cometió. Ella y su ex, el feo del pueblo, fueron señalados por el guapito de la capital, quien les culpó de sus males, al menos de cara a los demás.

Ella harta se quiere marchar. Desenamorada al pueblo quiere regresar, donde le espera su amor verdadero, feo, pero de verdad. Sin embargo, el señorito de la capital,enfadado tal cual niño mimado e intimidado por el qué dirán, ni come ni deja comer.

Ahora la cuestión es cómo acabará todo esto. Por desgracia para el chico feo del pueblo, tiene pinta de que mal. Una se marchará y la otra no regresará. De Cheryshev le quedará el recuerdo de un amor impedido por un Madrid dolido y avergonzado. De Suárez, como decía al principio, el billeteo, y la esperanza de que, tal y como ha ocurrido con Cheryshev, se de cuenta de que comete un error, que tal vez todos, en su lugar, también cometeríamos.

Continuará...