Los Reyes Magos de Oriente fueron fieles a su cita con Castelló y llegaron a las cuatro de la tarde al puerto para repartir miles de regalos e ilusión entre los más pequeños. Los castellonenses se volcaron con sus Majestades y llenaron las calles del Grau y de Castelló. Un millar de personas, 21 colectivos locales y 14 carrozas acompañaron a Melchor, Gaspar y Baltasar en una multitudinaria cabalgata, que combinó los cortejos reales llegados de Oriente con tradiciones y motivos costumbristas de la capital. La presencia del Betlem de la Pigà fue una de las novedades destacadas.

Su Majestades llegaron primero en barco a la plaza del Mar del Grau, donde fueron recibidos por la alcaldesa de Castelló, Amparo Marco, y las reinas infantiles de la Magdalena y de Sant Pere. Allí también estrenaron un desfile hasta la tenencia de la alcaldía junto a la animación de la colla de Dolçainers i Tabaleters del Grau, Botafocs, Ball Illes Columbretes y Unión Musical del Grau.

Tras protagonizar una recepción a los más pequeños del distrito marítimo, se dirigieron al centro de Castelló para participar en la cabalgata. La expectación a las siete de la tarde -hora de comienzo- era máxima. El desfile finalizó una hora más tarde de lo previsto. La nueva Junta de Festes promovió un acto más trabajado y envuelto en una escenografía castellonera y los cambios provocaron algún retraso. Sin embargo, espectáculos sin personalidad de años anteriores dieron paso a escenas propias de la historia y la tradición capital de la Plana.

Una de las tres partes de la cabalgata estuvo representada por el Betlem de la Pigà, la conocida obra de Miquel Peris i Segarra que cuenta como María y José llegaron a Castelló, entrando por el Forn del Pla para dar a luz al Niño Jesús entre personajes típicos, tradicionales y mitológicos de la ciudad de Castelló. Ahí se mezclaron dimonis, Nanos y Gegants, Angelets y Angelots, Ángel Perot, Sant Miquel, el coll de pato, el cacauero, el cego y beates. El edil de Educación y Deportes, Enric Porcar, hizo de cego. También asistieron el grupo de rondallas de Els Llauradors.

Los cortejos reales repartieron 5.000 caramelos durante el desfile. También contaron en su séquito con asociaciones que evocan la fundación de la ciudad como los Cavallers Templers, l´Aljama y los Moros y Cristianos Az´azar. Todos ellos aderezados con música popular.

En este ambiente, Melchor, Gaspar y Baltasar accedieron a una abarrotada plaza Mayor. Previamente, en la calle Mayor habían bajado de sus carrozas para entrar con calesa a la plaza del ayuntamiento por cuestiones de seguridad.

La alcaldesa y la reina infantil de Magdalena lo esperaba en el consistorio para hacerles entrega de las llaves de la ciudad. A continuación dirigieron unas palabras a la ciudad y llevaron a cabo la tradicional recepción en un escenario especial dispuesto frente a los soportales del consistorio.