Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El barrio de...

El grupo Lourdes lucha contra su aislamiento

Carece de conexiones peatonales con la ciudad

El presidente de la asociación vecinal, Rafael Serrano, junto a Óscar Ramos, integrante de su junta directiva. carme ripollés

El grupo Lourdes es uno de los barrios periféricos del sur de la ciudad. Se encuentra rodeado de viales de acceso a Castelló como la autovía del puerto, la N-225 y la avenida Valencia. Carece de conexiones peatonales o carriles bici para acercarse al centro de la ciudad o a otros grupos de la zona sur. La ejecución de aceras e iluminación en la gran vía Tárrega Monteblanco es una de la reivindicaciones históricas del barrio.

La Gran Vía enlaza el casco urbano de Castelló hasta el grupo Lourdes. Desde la ronda Sur encara un tramo envuelto por naves industriales y solares. En su momento se dispuso hileras de cemento para los viandantes. «Es tercermundista», afirma el presidente de la asociación vecinal del grupo Lourdes, Rafael Serrano. El ayuntamiento condiciona la mejora de esta parte de la Gran Vía a la urbanización de la misma.

Los residentes del grupo Lourdes prácticamente tienen como única opción el vehículo privado para desplazarse a otras partes de la ciudad. El autobús público tiene una frecuencia de paso de media hora y registra retrasos cada dos por tres desde que se aplicaron ajustes en las líneas urbanas en la pasada legislatura.

La N-225 cruza el barrio y se despide del mismo con un paso subterráneo que salva el puente de la red ferroviaria, que también discurre por las inmediaciones del parque de Lourdes. Por si no fueran pocas infraestructuras, el Ministerio de Fomento, a propuesta de los ayuntamientos de Castelló, Vila-real, Almassora y Borriana, le quiere colocar en un punto próximo el acceso ferroviario al puerto de Castelló. Fomento se ha comprometido a desarrollarlo en trinchera (semisoterrado), pero los vecinos de los barrios del sur de Castelló lo ven como otra barrera con el casco urbano.

Al grupo Lourdes se puede llegar a través de la avenida Valencia y N-225 o la Gran Vía. Está emplazado justo al lado del consorcio provincial de bomberos. Tiene una semejanza de pequeño pueblo, formado por casas de una planta. Su apacibilidad se ve truncada por el tráfico de la N-225 y el tránsito ferroviario. El paso subterráneo ya fue acondicionado años atrás, ya que cabe recordar que hace 15 años se produjo en este punto la explosión de un camión. Pero la N-225 continúa con problemas de seguridad vial y de contaminación de señales de tráfico, según el presidente la entidad vecinal.

Lourdes compensa la falta de conectividad con la tranquilidad de un barrio que se encuentra apartado del casco urbano. Los vecinos se conocen y el barrio mantiene rutinas antiguas como la venta del pan puerta a puerta o el fregado en la calle. «Se trata un barrio unido, es un diamante en bruto porque hay muchas cosas que se pueden hacer», resalta Serrano.

La mayoría de residentes son gente mayor, pero sus jóvenes se han implicado y han tomado el relevo generacional en la asociación vecinal. Rafael Serrano, con 30 años, preside la entidad vecinal desde hace aun año. El colectivo se denomina la Aduana porque la zona contó antiguamente con una aduana -donde pasaba inspección los camiones- que ahora es el centro provincial de energías renovables. Serrano afirma que hay nietos de residentes que han optado por trasladarse al grupo Lourdes a vivir en la casa familiar, aunque apunta que hay viviendas que se han quedado vacías tras el fallecimiento de sus moradores.

El representante vecinal expone entre otras fortalezas del barrio la implicación de sus vecinos. La Aduana, que dispone de un centro cívico, sobresale por el programa de actividades. Con la colaboración de la Cruz Roja Castelló ha impulsado tres talleres dirigidos a la tercera edad: de salud constante, memoria y gimnasia. Son iniciativas para hacer partícipes a la población más veterana del quehacer diario del barrio. También ha organizado cursos de corte y confección y de pilates, este último enfocado a gente más joven.

El barrio celebró el año pasado sus primeras jornadas de juegos de mesa. Acogió a cerca de 300 asistentes, todo un éxito de afluencia de público teniendo en cuenta que en el barrio residen 150 personas. «Los niños cooperaban entre sí mientras sus padres recordaban viejos tiempo. Fue una estampa que hace tiempo que no se veía», remarca Serrano.

La asociación plantea una nueva jornada de juegos del barrio, con referencias a tradiciones y emblemas del barrio.

El empuje de sus vecinos es una de las señas de identidad del grupo Lourdes. Ahora espera que el ayuntamiento les haga más caso después de años de olvido.

Compartir el artículo

stats