La Sección Primera de la Audiencia Provincial de Castelló ha condenado a 20 años de prisión a tres hombres acusados de matar a un anciano de 88 años en su casa de la Vall d'Uixó durante el asalto a su vivienda en 2013, en la que vivía junto a su mujer; mientras que la empleada doméstica del matrimonio, también acusada, ha sido condenada a 18 años de prisión por los mismos hechos.

El tribunal ha impuesto una pena de 14 años de prisión para cada uno de los tres hombres acusados por un delito de homicidio, y seis años de prisión a cada uno por un delito de robo en concurso con dos delitos de detención ilegal, con las circunstancias agravantes de disfraz y abuso de superioridad.

La asistenta doméstica ha sido condenada a 13 años de prisión por homicidio y 5 por robo y detención ilegal. Los cuatro deberán indemnizar a la anciana con 89.800 euros y a los hijos del matrimonio con 6.000 euros a cada uno. La Audiencia ha condenado también a 10 meses de prisión a un quinto acusado por un delito de encubrimiento.

La sala considera que los cuatros condenados por homicidio planearon el robo en la vivienda de los ancianos. El 24 de febrero de 2013, puestos en común acuerdo y con ánimo de obtener un beneficio patrimonial ilícito, los tres hombres -uno de los cuales mantenía una relación afectiva con la empleada de hogar- entraron en el domicilio con las cabezas cubiertas con capuchas que cubrían sus caras, a excepción de los ojos, tras facilitarles la entrada desde el interior la asistenta.

Una vez en el domicilio, donde los ancianos se encontraban durmiendo, los tres hombres entraron en la habitación del matrimonio y les ataron de pies y manos a la cama. El anciano, que se quejó y gritó, fue amordazado, lo que le produjo una situación de hipoxia.

Así mismo, según la sentencia, al anciano le golpearon, por lo que sufrió 21 lesiones, entre ellas la luxación completa del hombro derecho, y falleció poco después por asfixia. Además, la mujer sufrió diversas lesiones durante el forcejeo que mantuvo con los atacantes mientras era maniatada. Mientras tanto, la empleada de hogar, que conocía el plan de actuación y lo aceptaba, permaneció en su dormitorio libre de ataduras, escuchando los gritos y quejas de los ancianos sin hacer nada por impedirlo ni pedir ayuda.

Los condenados extrajeron las dos cajas de seguridad que había en la vivienda, en cuyo interior había unos 9.000 euros y joyas tasadas en 16.800 euros. Antes de abandonar la casa, ataron y amordazaron a la empleada de hogar, si bien no tan fuerte como a los ancianos, y forzaron la puerta de acceso a la galería de la vivienda para simular que la entrada había sido desde el exterior y hacer creer que la asistenta también había sido víctima de los hechos.

Tras huir, los hombres cargaron las cajas fuertes en un vehículo propiedad del quinto acusado, que se quedó con 1.000 euros sustraídos para ocultarlos a sabiendas de que procedían del robo, que posteriormente devolvió a la Guardia Civil.