Hubo un tiempo en que la diputación hacía y deshacía a su antojo en el Hospital Provincial y la Conselleria de Sanidad se limitaba a acatar las directrices que le marcaban desde Castelló. Las tornas cambiaron en la pasada legislatura, cuando el entonces conseller Manuel Llombart decidió asumir el mando, situando al frente del consorcio a un gerente de su confianza para poner orden al caos del centro. Como consecuencia, afloraron las tensiones entre el Consell y la diputación, que no fueron más visibles porque sus responsables militaban en el mismo partido. Con el cambio de gobierno en la Generalitat, se ha desatado una lucha sin cuartel por el Hospital Provincial. El Consell ya no se conforma con marcar las directrices al centro, sino que el objetivo es la disolución del consorcio para que el Provincial se convierta en un hospital más de la red de la Generalitat. La diputación se niega a cortar la relación con el complejo sanitario.

La enésima trifulca por la compra del acelerador lineal es sólo la punta del iceberg del conflicto. La razón de peso es la pretensión de la Conselleria de Sanidad de tomar las riendas del hospital y desvincular a la diputación, a poder ser en esta legislatura. En las reuniones que ha mantenido la directora territorial de Sanidad con los sindicatos del Hospital Provincial se ha planteado abiertamente este objetivo, que forma parte del programa electoral del PSPV y que también comparte Compromís.

Sin embargo, la diputación se rebela contra la disolución del consorcio. El presidente Javier Moliner manifestó ayer que el Provincial es «estratégico» para la entidad y «santo y seña de la gestión provincial». A preguntas de este diario, dijo tener la «sensación» de que la Generalitat pretende «desmantelar» el centro, «diluyéndolo» en la red valenciana de hospitales.

Objetivo: beneficiar a la Fe

La diputación alega que la fórmula de consorcio posibilita que el Provincial sea referente en oncología, oftalmología y salud mental. La disolución del consorcio busca, a juicio de Moliner, «quitar la identidad propia al hospital», beneficiando «a otros centros de referencia en esas materias, es decir, a la nueva Fe de Valencia, que es la niña de los ojos de la conselleria y para la que enfocan todos sus objetivos».

Moliner trató de derivar de nuevo a la Conselleria de Sanidad la responsabilidad del bloqueo en la compra del nuevo acelerador lineal. Un informe económico del hospital revela que la diputación no ha aportado todavía el millón y medio de euros que se comprometió para financiar el 50 % del equipo de radioterapia. Se ha limitado a derivar el dinero que cada año le transfiere el Ministerio de Administraciones Públicas para atender el gasto corriente del centro y que no se puede destinar a inversión. Moliner rebatió ayer este argumento y señaló que su compromiso era aportar este año al consorcio hospitalario 1,5 millones más. «Dicen que es para gasto corriente. Si no pueden destinarlo a inversión, se puede liberar otra cantidad de gasto corriente en el presupuesto del consorcio y destinarla a la compra del acelerador», concluyó Moliner.