Había que ganar como fuera y no se ganó. Así de simple es la valoración del empate de ayer del Castellón ante el Elche Ilicitano. Después de dos derrotas consecutivas, recibir al tercer clasificado con la posibilidad de adelantarle y resarcirse de errores en tu propio estadio es la mejor medicina que este equipo podía haber recibido. Pero no se hizo y ahora llegarán las prisas, los nervios y los lamentos. Se pone complicado el asunto.

Por complicado no me refiero al hecho de entrar en la fase de ascenso. Los perseguidores del Castellón también han fallado y el colchón que se obtuvo hace meses sigue siendo, de momento, respetable. El problema es el cuarto puesto. Este equipo tiene una urgencia vital: el ascenso, y la cuarta plaza da un porcentaje de garantías mínimo de cara a conseguir el objetivo. Se pueden contar con los dedos de las manos los equipos que, desde que se instauró el nuevo sistema en el 'playoff' de ascenso a Segunda A y B, han conseguido ascender partiendo desde la cuarta plaza. El partido de ayer, por tanto, significaba más que tres simples puntos.

Sin ser catastrófico, cada día que pasa me cuesta más ser optimista. Si hace poco menos de un mes veía los cinco puntos de diferencia con el Saguntino como una simple anécdota, los tres de ahora con el Ilicitano me parecen un cañón y los cinco con el Ontinyent, un abismo. Qué felices fuimos el año pasado en estas fechas y qué poco lo valoramos.

La situación real es que quedan seis partidos y cuatro de ellos son fuera de casa. La diferencia con el quinto es de tres puntos más el 'goal average, y con el tercero, la misma. Con la salvedad de que el calendario del filial franjiverde es más benévolo que el albinegro. El Castellón lleva siete jornadas consecutivas encajando gol -déficit competitivo abrupto en una fase de ascenso- y tiene a dos de sus tres delanteros centro lesionados tras la caída de Antonio por tres o cuatro semanas según su evolución.

Los datos no pueden ser más transparentes y reflejan a un equipo condenado por sus propios errores, que pesan más de lo que deberían. Lastrado defensivamente por desconexiones puntuales que han costado demasiados puntos y cuyo rendimiento ofensivo no supera, desde hace ya bastante tiempo, el peso que tienen en el resultado esos errores.

Un equipo cuya competitividad e intensidad para no perder la cara a los partidos es su mejor virtud, la que se acaba premiando en la fase definitiva, pero que no es suficiente para sumar de tres en tres desde hace ya cuatro fatídicas semanas. Justo a estas alturas en la primera vuelta las sensaciones eran incluso peores. El equipo giró de manera sorprendente el 2-0 del Elche Ilicitano como visitante y lo encadenó con siete triunfos más. Seis de esos equipos que cayeron en manos del Castellón son los seis que cerrarán el campeonato en albinegro. Que demuestren que no fue una casualidad.