El embalse del Sitjar rebosó ayer vida, y no solo la del mejillón cebra que desde hace más de 10 años invade el pantano. El club de piragüismo creado hace pocos meses, después de que el año pasado la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) levantara el veto de navegación (a cambio de un protocolo), celebró ayer una jornada de puertas y abiertas, y fueron muchos los ondenses, y también miembros de clubs de la provincia (entre ellos el campeón Jorge Cinto) que se subieron a sus embarcaciones para surcar sus aguas.
Esta jornada de puertas abiertas se realizó con la intención de impulsar el entorno del Sitjar para convertirlo en un referente para la práctica de actividades náuticas y de turismo sostenible. Además de este objetivo, desde el club pretenden acercar esta práctica deportiva a los vecinos del municipio, en colaboración con la empresa Sargantana Aventura, que suma al proyecto unas 15 embarcaciones y varios remolques.
Con la creación de esta agrupación, se da la oportunidad tanto a ondenses como a visitantes de poder navegar todos los fines de semana, en horario de mañana y tarde, en un entorno inigualable. De 9 a 13 horas, los interesados podrán navegar en aguas tranquilas, mientras que de 16 a 20 horas lo podrán hacer en aguas bravas. De momento, el club pone a disposición casi 30 piraguas para navegar por distintas rutas que ha programado.
Relacionada con esta práctica deportiva, el Ayuntamiento de Onda y el recién creado club de piragüismo han solicitado permiso a la Generalitat para convertir el antiguo bar del embalse del Sitjar, hoy en ruinas, en unos vestuarios provisionales para los deportistas que acudan al pantano, según informó ayer el presidente de la agrupación, Vicente Badía. Para ello, han programado desarrollar un proyecto de mayor envergadura junto a la presa, más cerca del casco urbano de la localidad.
El edificio del antiguo bar del embalse del Sitjar está en desuso desde hace años. Sin embargo, mientras se planifica un gran proyecto de turismo de aventura en un punto más cercano a Onda se han pensado en estas instalaciones de la Confederación Hidrográfica del Júcar, pero cedidas a su vez a la Conselleria de Medio Ambiente, para colocar los cimientos de un recurso turístico para diversificar la economía local.
El futuro terreno tiene unos 8.000 metros cuadrados, donde después de adecuar la zona se podría desarrollar el proyecto, con una nave para guardar las piraguas, vestuarios, un embarcadero... «Este es un mundo impresionante para hacer cualquier tipo de actividad náutica», por lo que el potencial que tiene es «altísimo», según el presidente, quien ayer se mostraba muy satisfecho por la respuesta que tuvo la convocatoria.
