El Atlético de Madrid agrandó ayer su historia en la Liga de Campeones con un ejercicio efectivo primero y de resistencia, pasión y sufrimiento después contra el Barcelona, al que eliminó en los cuartos de final en el Calderón con dos goles del francés Griezmann entre el éxtasis de la afición.

Una hazaña más del conjunto rojiblanco, un bloque de una tremenda competitividad, que supo aprovechar su momento en el primer tiempo con el 1-0, después contener el arrebato ofensivo del Barcelona en la última media hora y luego, allá por el minuto 87, sentenciar con un tanto de penalti del internacional galo, el definitivo 2-0, aunque el Barcelona pudo forzar la prórroga si el colegiado hubiese señalado dentro del área una clara mano de Gabi.

En el primer tiempo, desde la paciencia y su fría gestión emocional, el Atlético aprovechó su momento, en el minuto 35. Un envío estupendo de Saúl Ñíguez con el exterior de la zurda y un cabezazo impecable, sin oposición rival, de Griezmann provocó el 1-0.

En la segunda mitad el equipo se Simeone jugó arrinconado, entonces sí, por la posesión del Barcelona, que se acercó a ese conjunto azulgrana ambicioso, temible en torno al área contraria, con dos ocasiones de Suárez, paradas por Oblak, pero delante estaba el Atlético, enorme, como la jugada de Filipe en el minuto 87 hasta el área contraria, hasta el penalti por mano de Iniesta, hasta el 2-0 de Griezmann, hasta la clasificación para las semifinales de los rojiblancos.

En el descuento, Gabi cortó un pase de Iniesta dentro del área con la mano. El colegiado señaló falta fuera del área para desesperación de los azulgrana.