Profesores y alumnos de Castelló acudieron ayer en masa a la conferencia impartida por César Bona, uno de los cincuenta mejores maestros del mundo según el Global Teacher Prize, el llamado Premio Nobel de los profesores. Se formó una cola kilométrica para ver al docente, quien compartió sus técnicas de trabajo con el numeroso público reunido en el Salón de Actos del Edificio Cavallers de Castelló en un encuentro organizado por la Fundación Caja Castellón.

El único español finalista del Global Teacher Prize explicó su propia experiencia en las aulas para ayudar a entender qué se puede hacer como profesores y padres reflexionando acerca de cuestiones como porqué ya no son tan importantes los libros de texto, porqué hay que relativizar la importancia de los deberes o porqué se debe educar en empatía.

Bona afirmó que «hay muchos maestros españoles que hacen proyectos muy interesantes y si a ellos les sirven, también serán útiles para otros profesores. Pero son anónimos. Por eso la administración debería apoyar la innovación educativa al igual que en la empresa privada es lo primero en lo que se invierte. Falta que estimulen proyectos interesantes».

El profesor reivindicó el cambio en la escuela y la implicación de todos: «Tenemos que educar a los niños no para que sean mejores que sus compañeros, sino para que sean mejores que antes. La educación tiene mucho que ver con la felicidad. Y la felicidad tiene mucho que ver con la educación. Uno aprende cuando está feliz y un maestro que no vaya feliz a trabajar jamás va a encontrar a los alumnos felices». En este sentido, aseguró que existe gente que se acomoda. No sólo tienen que meter datos en las cabezas de los niños, sino abrirles las puertas a la curiosidad. La escuela, normalmente, no deja aflorar la creatividad y la imaginación de los niños».