El Málaga puro y duro fue aquel que la temporada 1997-98 logró ascender de Segunda B a Segunda A, a base de sangre sudor y lágrimas. Y en aquel equipo militaba Kiko Ramírez (34 partidos y un gol). Su pasado blanquiazul sale a relucir vísperas de que el Castellón se mida al Atlético Malagueño en Castalia. «Ha pasado mucho tiempo. Fue un año muy bonito que nos quedó grabado como un tatuaje. Desde aquella temporada siempre he dicho que parte de mi corazón siempre será del Málaga», aseguró ayer el entrenador tarraconense a la prensa malagueña.

«Siento un gran aprecio hacia ese club», reconoció. «Desde entonces siempre he seguido todo lo que sucede en esa entidad», agregó. Y destacó que «es una pena que nos hayamos cruzado en el camino. Era el único rival que no quería que nos tocase, porque para el Málaga yo siempre quiero lo mejor». Por tal motivo, dijo que tendrá que hacer «de tripas corazón», aunque dejó claro que «ahora debo defender la camiseta del Castellón. Espero disfrutar mucho en esta eliminatoria, pero ahora defiendo a muerte a mi actual equipo».

Habló en Málaga de lo que le costó al conjunto de la capital de la Plana entrar entre los cuatro primeros clasificados. «Somos el Castellón y eso significa el equipo a batir. Además, es una ciudad volcada con su equipo y hay mucha ansiedad por estar arriba y salir de la Tercera División. Llegué con la temporada ya en marcha y puedo decir que la campaña anterior había muy buenos jugadores, pero este año hay mejor plantilla», concluyó.

El jeque, no; Fornals, sí

En otro orden de cosas, cabe destacar que Abdullah Al-Thani, el jeque propietario del Málaga, tenía previsto estar el domingo en Castalia para acompañar al filial malagueño como hizo quince días atrás en el campo del Villafranca, pero al final se ha visto obligado a adelantar su regreso a su país para el comienzo del Ramadán. El que sí que estará en la grada, como en el partido contra la Peña Deportiva, será el exalbinegro Pablo Fornals, que recientemente debutó con la selección absoluta.