Otra cicatriz más, otro palo duro y difícil de digerir. Eso es el fútbol. En cuestión de segundos pasamos de estar a once metros de Segunda B a ser empujados, de nuevo, al barro de Tercera. Lo peor es que esta decepción se suma a la de la temporada pasada y hace más daño porque técnicos y jugadores han puesto todo su empeño o al menos la mayoría de ellos.

¿Cómo no te vamos a perdonar Antonio? El delantero murciano pidió perdón tras el partido y dijo que queda marcado por ese error. Antonio ejemplifica bien el bloque armado por Kiko Ramírez. Nada que ver con el Castellón de Aerocas. Gente hornada, comprometida y capaz de rendir a pesar de haber sufrido de primera mano las dificultades económicas del club. Los jugadores han interiorizado el mensaje del míster estas semanas: por nosotros y por la afición. Saben que han estado muy cerca de hacernos inmensamente felices.

Pero no. Malditos penaltis. Puñeteros once metros. ¿Y ahora qué? Aunque duela la herida hay que levantarse y cuanto antes. La historia y la afición de este club así lo exigen. Creo que la pelota está en el tejado del director general que es quien parece gobernar de facto el club en los últimos tiempos. Las primera decisiones deben ser deportivas. O Moya o Kiko. Pues creo que la convivencia de ambos, un ejercicio completo, más que difícil es imposible. El primero no digirió demasiado bien que el técnico le cerrara la puerta del vestuario ni escuchara sus recomendaciones. La mayoría tenemos claro en qué sentido realizaría esta apuesta. El club necesita un director deportivo a tiempo completo que actúe de común acuerdo con el entrenador y que conozca de primera mano el fútbol valenciano, que es de dónde pueden llegar los jugadores más interesante en esa relación calidad-precio.

Kiko se ha ganado seguir aunque no creo que el presidente a Moya. Primera interrogante. Primer decisión. La segunda es más importante. Y es que con recursos se pretende sacar adelante el proyecto de la temporada que viene.

Hay mucha gente a la que se le debe pagar la deuda contraída en los últimos meses y años, en especial a los jugadores, pues ya sabemos qué ocurre en este tipo de situaciones y cómo se las gasta la AFE. Me consta que en este sentido ha ahbido un conato de presión al club por parte de algunos, aunque fue solventado de manera inmediata. La deuda de los últimos años es la herencia envenenada para los actuales gestores, pero hay que hacerle frente y este año va a exigir cantidades más importantes. Con este escenario, la afición y los abonos de temporada no serán suficientes si no llegan ingresos externos, lleguen de China, de algún empresario que pueda estar detrás de Bruixola o de alguna ampliación de capital. No sé me ocurren más alternativas. Un proyecto con Kiko en el banquillo y Bruixola en la gestión puede volver a ilusionar. Veremos si es posbile