Un aparatoso incendio sembró ayer el caos en la Quadra del Borriolenc, junto al cementerio de San José de Castelló. Los vecinos del grupo de San Enrique y San Bartolomé alertaron pasado el mediodía del fuego que se había originado en uno de los muchos solares y viviendas abandonadas que hay en esta zona, ocupados ilegalmente desde hace varios meses por centenares de personas. Según apuntaron los vecinos, amontonan escombros, como neumáticos, que precisamente fue lo que ayer prendió, comercian con chatarra, encienden hogueras de forma descontrolada y generan una situación de inseguridad en la que hasta este año era una zona tranquila.

Plácido Ibáñez, de la Asociación de Vecinos Rei En Jaume, explicó una vez extinguido el incendio, y desde su casa, donde había pasado prácticamente toda la mañana, siguiendo el consejo de la Policía Local, Bomberos y una médico que se desplazó hasta la zona para atender a posibles heridos, que aunque lamentaba profundamente lo sucedido no le había sorprendido este fatal suceso. Opinión que compartió su vecino y compañero de asociación Ramiro Martínez.

Cuando se iniciaron las ocupaciones de las viviendas abandonadas, y los vecinos comenzaron a percibir que la zona se convertía en un espacio insalubre, por los escombros, e inseguro, por el riesgo de incendio, se pusieron en contacto con responsables del Ayuntamiento de Castelló. De hecho, según detallaron, el pasado abril mantuvieron una reunión con varios ediles del consistorio en la que les pidieron que analizaran el caso y tomaran medidas en el asunto.

Levante de Castelló denunció esta situación el pasado mes de mayo y recogió el testimonio de los vecinos, que por aquel entonces ya advertían del riesgo que existía. Unos meses después de que se iniciaran las primeras denuncias los peores presagios se cumplieron ayer.

Una estrecha carretera de dos carriles separaba el espacio donde fue declarado el incendio, con llamas que incluso llegaron a superar la altura de las viviendas colindantes, de la zona en la que residen los vecinos, miembros de la asociación Rei En Jaume. Su casas no corrieron peligro ya que rápidamente un retén de bomberos municipales junto con un helicóptero y dos brigadas forestales intervinieron en este aparatoso incendio que entrada la tarde, aunque controlado, todavía no había sido extinguido. Con todo, tanto Plácido Ibáñez, como muchos otros vecinos de la zona, tuvo que permanecer atrincherado en casa, con las ventanas y puertas cerradas, esperando que finalmente terminara la pesadilla.

Entrada la tarde, y bajo una gran nube de humo gris, una vez se restableció la circulación en la arteria que divide estos dos mundos, los vecinos de los grupos San Enrique y San Agustín pudieron salir finalmente de sus casas.

En el otro lado de la carretera, mientras los bomberos seguían extinguiendo las últimas llamas de este incendio, varias decenas de ocupas, sorteando las zona calcinada, todavía calientes, sacaban las pertenencias que se habían podido salvar del fuego. Bicicletas, jaulas vacías, carros de supermercado, cuadros antiguos y piezas de lo que algún día fueron electrodomésticos, ahora convertidos en chatarra.

Anoche hubo reunión extraordinaria de vecindario, y es que la situación lo exigía. Los vecinos valoraron el suceso y propusieron nuevas acciones para tratar de recuperar la normalidad en este barrio y evitar nuevos desastres como el de ayer.