Sevilla está votando estos días, y hasta el viernes, la posibilidad de añadir un fin de semana a su Feria de Abril. El fino y el pescaíto en el Real ya disfrutaban fuera de programa de esos dos días de más, pero se trata de darles oficialidad. La victoria se presume aplastante. Por eso se convoca el referéndum, porque ganan. Cuando uno tiene miedo del resultado y prefiere malvivir negando que la unanimidad está en su contra, lo mejor es quedarse en casa, y el lector seguro que me entiende, y no estoy hablando de Catalunya por mucho que el discurso también sea válido.

Elecciones en el CD Castellón no puede haber. Ya no es el caso. Las que hubo en 1982 fueron ganadas por Ángel Rodríguez en detrimento de José Meliá, y más tarde, en 1987, Domingo Tárrega superaba a Isidoro Gasque, Fernando Roig y otros empresarios.

No diré mala fe, pero sí un celo indebido ha pretendido convertir en plebiscitarias las situaciones vividas en torno al CD Castellón en los últimos meses. Un planteamiento falaz, porque toda acción planteada no debe poner en frente a quienes piensan distinto. El hecho de renovar el abono no tiene por qué suponer un apoyo a David Cruz, ni siquiera implícitamente. So pena biyectiva de aguantar ahora que el sector oficialista presente aviesamente la celebración de la victoria del domingo -gris, eso sí- como patente de corso para el presidente. Queda claro que el ruido siempre llega más lejos, pero al elevado precio de las actuales discusiones cainitas entre los aficionados de verdad.

A mí me dolió en el alma ver las gradas tan desiertas. Unos fallaron por convencimiento de que es lo mejor para forzar el relevo en la dirección del club, otros por desidia, y no faltarán quienes ni siquiera saben que existe el fútbol o eso que hemos quedado en llamar sentimiento. Pero si hay un responsable de la deserción es Cruz, no los espectadores que fueron a silbar, a aplaudir o a callar.

Por supuesto que al mandamal le amparan todos los principios mercantiles para mantener su cargo y su soldada. Al menos hasta que un juez diga lo contrario. Si fuera el caso que una sentencia le retira la titularidad de las acciones de Castellnou, y amén de los mil recursos que plantearía ese zorro que es Cano Coloma, ya se ha asegurado el control de la SAD con las acciones de Meydis. Cuestión distinta es que el juez le apartara por el impago de los plazos que le marca el concurso de acreedores. Jugadores, empleados y proveedores caerán una y mil veces en promesas y cantos de sirena; Hacienda, jamás.

Unos ingresos externos, no diré yo que injustos pero para nada fruto de gestión propia alguna, han salvado hoy el culo del presidente. Una moratoria si se quiere, mas en modo alguno una garantía de pago para el futuro. Y llegado ese día, que llegará, Cruz no sólo perderá el sueldo, su modus vivendi, si no toda opción, privilegio y derecho.

Para entonces ya hay quien ha mostrado una disposición, que todo hay que decirlo no se ha traducido en un compromiso, ni siquiera en una primera toma de contacto con el administrador concursal o con Hacienda. Con el primero porque nadie se fía de quien ha favorecido la supervivencia de Cruz, con el segundo porque no se puede reunir legalmente.

En el interín corroen las dudas sobre la respuesta de la afición. Si el abandono de Castalia es una causa o el problema. Ítem más, si los políticos, esos que sólo se acuerdan del club cuando les conviene, aceptarían un cambio y la esperanza que conlleva o su tradicional desidia trabaja para terceros.

Como deviene estúpido pedir que Cruz convoque referéndum alguno, sólo se me ocurre una salida. Ya hemos probado con la táctica del vacío, sin abonos, sin público, sin apoyos.... sin respuesta. Nada perdemos por intentarlo a la japonesa, verbigracia llevando diez mil personas al estadio que se encarguen de jalear a los jugadores -y hasta al entrenador, mal que me pese- y de abroncar al palco antes del partido, al descanso y al final. Seguro que el mensaje llegaría a su destino.