La Sala San Miguel de la Fundación Caja Castellón, sita en la calle Enmedio, abre las puertas el jueves 3 de noviembre a la exposición «10.000 anys: Art rupestre castellonenc a l'obra de Juan Bautista Porcar», con la que la entidad social y la Diputación de Castelló rinden homenaje a la figura de Juan Bautista Porcar en el centenario del descubrimiento de las primeras pinturas rupestres de la provincia de Castelló.

La diputación exhibirá 52 obras de temática rupestre de Juan Bautista Porcar de la colección provincial, además de obras de colecciones particulares. También mostrará el original del Relieve del Civil de «Coves de Ribasals» del Museu de la Valltorta. La exposición se acompaña de calcos originales de Juan Bautista Porcar y documentación de la época, además de audiovisuales que establecen un itinerario pedagógico con el objetivo de comprender la importancia de la pintura rupestre en Castelló. Asimismo, gracias a la colaboración con el Patronato Provincial de Turismo de Castelló, se distribuirán 15.000 guías de arte rupestre castellonense a los visitantes de la muestra.

El arte rupestre del arco mediterráneo español, declarado Monumento histórico-artístico en 1924, mereció ser incluido en la lista del Patrimonio Mundial de la Unesco en 1998 por ser testimonio único y excepcional de los orígenes de nuestra sociedad. Muestra de forma gráfica, secuencias de la vida de las sociedades tribales que habitaban el espacio del prelitoral mediterráneo mediante pinturas y grabados realizados con pigmentos naturales que, por su estilo y variedad temática, son únicas en Europa.

El hallazgo en 1917 de las pinturas en los abrigos de la Valltorta, y el estudio de un arte rupestre desconocido hasta el momento por parte de la comunidad científica pionera, puso en valor y legitimó estas manifestaciones de nuestro pasado.

El artista castellonense Juan Bautista Porcar Ripollés participó en 1929 en el descubrimiento de la cueva rupestre de «La Joquera» y en 1933 realizó, junto a Gonzalo González Espresati y Eduardo Codina, el descubrimiento del importante conjunto pictórico rupestre del Barranco de la Gasulla en Ares del Maestre, a partir del cual entró en contacto con los grandes arqueólogos Henri Breuil y Hugo Obermaier, con quienes estudió dichas escenas epipaleolíticas, realizando sus calcos.