La praxis durante el parto ha cambiado mucho a lo largo de la historia. Muchos profesionales y estudios han ido adoctrinando sobre la idoneidad de ciertas técnicas de cuidado de los neonatos. Actualmente, con la gran cantidad de información y la facilidad que existe en su divulgación, coexisten muchas de ellas, llegando a contradecirse entre sí.

En mi opinión, lo que las diferencia es su objetivo final, el punto donde ponen la mira (en la educación, en el bienestar mental, en la salud del bebé o en su felicidad). Personalmente me inclino por esta última opción. Criar niños felices crea adultos felices que buscarán, a su vez, la felicidad de sus hijos.

Muchos estudios han demostrado la importancia de la experiencia en el parto y la primera hora de vida del bebé a la hora de entender la forma de relacionarse de esa criatura en su vida adulta. Todo se basa en la conjugación de las hormonas y neurotransmisores cerebrales.

El parto natural fomenta la producción necesaria de adrenalina (favorece la respiración pulmonar del bebé y mantiene alerta a la madre), oxitocina (hormona del parto, de la lactancia y de la confianza) y prolactina (favorece la lactancia) para el bienestar físico del bebé y la unión emocional con la madre. El contacto ocular y físico de ambos inmediatamente tras el parto se vuelve fundamental para crear esa conexión, llegando a establecerse las bases, a nivel cerebral, de la capacidad de amar para el resto de la vida (Michel Odent)

Si se ha optado por la lactancia natural, hay que tener en cuenta que los bebés están programados de forma innata para encontrar el pecho, durante su primera hora de vida, a través de las feromonas que la aureola de la madre emite.

Cada vez más se practican los llamados «partos respetados». Estos se centran en no alterar la comodidad de la madre a la hora de dar a luz, poniendo atención a la iluminación y temperatura de la estancia, facilitando el libre movimiento de la parturienta y respetando el proceso natural de cada parto, tras este, se fomenta un periodo de conexión de los padres con el bebé. Alargando la unión con la madre y facilitando el dar el pecho. Las visitas ya llegarán más tarde, porque este periodo es único y fundamental. Consiste en dar la mejor bienvenida al mundo a un nuevo ser, con amor y respeto.

Considero pues que va más allá de una moda y del empoderamiento femenino, estos actos favorecen un proceso biológico natural y de amor pleno.

Puede parecer que mitifico el parto, pero no es así, sé perfectamente lo que duelen las contracciones y que existen complicaciones ante las que hay que intervenir. Yo abogo por conocer todas las opciones y sus motivaciones para poder elegir conscientemente. ¿Y tú?