Hacer una radiografía, situarse delante de un aparato para revisar la vista o subir al sillón de un dentista por una ortodoncia son prácticas sencillas para la mayoría de las personas pero todo se complica cuando un paciente llega en silla de ruedas. Entonces se pone en evidencia que la accesibilidad sigue siendo una asignatura pendiente en la mayoría de los centros hospitalarios y las clínicas especializadas de la Comunitat Valenciana. Las personas del Maset de Frater Castelló, viven a diario esta situación. El año pasado fueron 922 visitas médicas. Y en muchas de ellas se repitió la misma historia.

Según explican, «para hacer una radiografía es muy habitual que sea necesario traer una grúa para mover al usuario desde la silla de ruedas, eso implica llamar a personal especializado y cuando está todo listo, hay veces que resulta muy complicado maniobrar porque la sala no tiene espacio suficiente, porque no es accesible», explica la directora de Frater, Rosa Gual.

«Muchas veces nos toca esperar hasta que han atendido al resto de personas y eso supone perder toda la mañana», añade. Cabe señalar que la atención a la salud se ha convertido en una de las actividades que más recursos humanos y de tiempo requieren en Frater. El grado de discapacidad que presentan las personas del centro de día y la residencia, junto con el deterioro producido por la edad hacen que los problemas de salud sean cada vez más numerosos y de mayor gravedad.